Grupos religiosos en el tiempo de Jesús

Los Fariseos

El nombre “fariseo” aparece primeramente en el contexto de los primeros reyes sacerdotes asmoneos. La palabra “fariseo” significa separado.

Los fariseos y saduceos aparecen como partidos distintos en la última mitad del siglo II a.C., aunque representan tendencias que se pueden seguir mucho más atrás en la historia del judaísmo, tendencias que se acentuaron después del retorno de Babilonia (537 a.C.). Los progenitores inmediatos de los dos partidos fueron, respectivamente, los jasideos y los helenistas; los últimos, antecesores de los saduceos, tenían la intención de eliminar la estrechez del judaísmo, y participar en las ventajas de la vida y cultura griegas.

Los jasideos, una transliteración del término hebreo jasidim, esto es, los piadosos, eran un grupo de hombres celosos de la religión, que actuaban bajo la conducción de los escribas, en oposición al impío partido helenizante; se refrenaron de oponerse al legítimo sumo sacerdote incluso cuando este se puso de parte de los helenistas.

Así, los helenizantes eran una secta política, en tanto que los jasideos, cuyo principio fundamental era una separación completa de los elementos no judíos, eran el partido estrictamente legal entre los judíos, y llegaron finalmente a ser el partido más popular e influyente.

En su celo por la ley casi llegaron a deificarla, y su actitud se tornó meramente externa, formal y mecánica. Ponían el énfasis no en la rectitud de la acción, sino en su corrección formal. Como consecuencia, fue inevitable su oposición a Cristo; su manera de vivir y su enseñanza.

Sufrieron grandemente bajo Antípater y Herodes (Josefo, Guerras de los judíos 1. 647–655), y evidentemente comprendieron que no se puede lograr fines espirituales mediante medios políticos, porque después de la muerte de Herodes algunos de ellos piden un gobierno romano directo. Por la misma razón la mayoría de ellos se opuso a la rebelión contra Roma (66–70 después de Cristo).

En consecuencia, Vespasiano favoreció a Yohanán ben Zakkai, uno de los líderes de ellos, y le permitió establecer una escuela rabínica en Jamnia (Yavneh). Para entonces las controversias entre el partido del riguroso Shammai y el del más liberal Hillel habían terminado en un acuerdo, los saduceos habían desaparecido, y los zelotes estaban desacreditados—después de la derrota de Barcoquebá en 135 después de Cristo ellos también desaparecieron de modo que los fariseos se convirtieron en los líderes incuestionados de los judíos. Para el año 200 después de Cristo judaísmo y fariseísmo constituían términos

sinónimos.

Para la concepción farisaica de la religión resultaba básica la creencia de que el exilio bábilónico tuvo su origen en el hecho de que Israel no guardó la Tora (la ley mosaica), y guardarla constituía una obligación individual como también nacional. Pero la Torá no era simplemente “ley” sino también “instrucción”, es decir consistía no sólo en mandamientos fijos sino que se adaptaba a las condiciones cambiantes, y de ella podía inferirse la voluntad de Dios para situaciones no mencionadas expresamente.

Esta adaptación o inferencia era la tarea de quienes habían hecho un estudio especial de la Torá. Y la decisión de la mayoría debía ser acatada por todos; una de las primeras tareas de los escribas fue la de determinar el contenido de la Torá escrita. Establecieron que contenía 613 mandamientos, 248 positivos, 365 negativos.

El paso siguiente consistió en “poner una cerca” alrededor de ellos, es decir interpretarlos y complementarlos de tal modo que se eliminara la posibilidad de quebrantarlos por error o por ignorancia. El ejemplo más conocido lo constituyen las frecuentemente citadas treinta y nueve especies principales de actos prohibidos en el día de reposo. Los fariseos estaban convencidos de que tenían la recta interpretación de la Torá, y sostenían que esta “tradición de los ancianos” (Mr. 7.3) provenía de Moisés en el Sinaí.

La reprobación de que fueron objeto por parte de nuestro Señor (Hipócrita) tiene que interpretarse a la luz del hecho indudable de que éticamente ocupaban una posición más elevada que la mayoría de sus contemporáneos.

El lugar destacado que los fariseos asignaban al diezmo, y su negativa a comprar comestibles a los no fariseos, o a comer en sus casas, por temor a que la comida no hubiese sido diezmada, como ocurría con frecuencia, se debía a las muy pesadas cargas creadas por los diezmos, agregados al régimen impositivo introducido por los asmoneos, los herodianos, o los romanos. Para el fariseo diezmar plenamente constituía una marca de lealtad a Dios.

Los fariseos defendían la doctrina de la predestinación, que estimaban compatible con el libre albedrío. Creían en la inmortalidad del alma, en la resurrección corporal, en la existencia de los espíritus, en las recompensas y en los castigos en el mundo de ultratumba. Pensaban que las almas de los malvados quedaban apresadas debajo de la tierra, en tanto que las de los justos revivirían en cuerpos nuevos Hechos 23:8.Estas doctrinas distinguían a los fariseos de los saduceos, pero no constituían en absoluto la esencia de su sistema.

Centraban la religión en la observancia de la Ley, enseñando que Dios solamente otorga su gracia a aquellos que se ajustan a sus preceptos. De esta manera, la piedad se hizo formalista, dándose menos importancia a la actitud del corazón que al acto exterior.

La interpretación de la Ley y su aplicación a todos los detalles de la vida cotidiana tomaron una gran importancia.Los comentarios de los doctores judíos acabaron formando un verdadero código autorizado. Josefo, él mismo un fariseo, dijo que los escribas no se contentaban con interpretar la Ley con más sutilidad que las otras sectas sino que además imponían sobre el pueblo una masa de preceptos recogidos de la tradición, y que no figuraban en la Ley de Moisés.

Jesús declara que estas interpretaciones rabínicas tradicionales no tienen ninguna fuerza (Mt. 15:2-6). Los primeros fariseos expuestos a la persecución se distinguían por su integridad y valor, eran la élite de la nación. El nivel moral y espiritual de sus sucesores descendió. Los puntos débiles de su sistema se hicieron hegemónicos y les atrajeron duras críticas.

Juan el Bautista llamó a los fariseos y a los saduceos «raza de víboras». Jesús denunció su orgullo, hipocresía y su negligencia de los elementos esenciales de la ley, en tanto que daban la mayor importancia a puntos subordinados (Mt. 5:20; 16:6, 11, 12; 23:1-39).

En la época de Cristo los fariseos formaban una astuta camarilla que tramó una conspiración contra Él (Mr. 3:6; Jn. 11:47-57). Sin embargo, siempre hubo entre ellos hombres sinceros, como Nicodemo (Jn. 7:46-51). Antes de su conversión, Pablo fue fariseo. Hizo uso de ello en sus discusiones con los judíos (Hch. 23:6; 26:5-7; Fil. 3:5). Gamaliel, que había sido su maestro, era también fariseo (Hch. 5:34).

Los Saduceos

Partido sacerdotal y aristocrático del judaísmo cuyas doctrinas y prácticas eran opuestas a las de los “fariseos”.

Su Origen: Josefo se refiere por primera vez a los saduceos en Antigüedades XIII.x.5-7, donde describe la decisión de Hircano I (rey macabeo de los judíos, 135-105 a.C.) de aliarse con ellos. De allí se ve que la secta existía antes de dicho reinado.Antes se pensaba que el nombre se había derivado del sacerdote Sadoc, contemporáneo de David y Salomón (2 S 15.27; 19.11; 1 R 1.8), cuyos descendientes eran considerados como la línea pura ( Ez 44.15) y los conservadores del sacerdocio hasta la rebelión de los macabeos.

Sin embargo, varias dificultades filológicas e históricas obligan a buscar otra explicación. T.W. Manson propone que la derivación del nombre debería encontrarse en la palabra griega, syndikoi, que significaba «autoridades fiscales» en el estado de Atenas desde el siglo IV a.C. En Israel también los saduceos controlaban los impuestos al principio los saduceos no eran un grupo religioso, pero con el tiempo, para defender sus intereses, apoyaron al sumo sacerdote. Hasta la mitad del siglo I después de Cristo controlaban el sanedrín. Después, al serles quitado el poder secular, primero por los Zelotes y después por los romanos, desaparecieron del judaísmo.

Su Enseñanza

La mayoría de los sacerdotes de los primeros siglos (a.C. y d.C.) pertenecían a esta secta, aunque no todos los saduceos eran sacerdotes. Por lo general constituían un núcleo de personas altamente privilegiadas, por ejemplo, comerciantes ricos y funcionarios gubernamentales. Su actitud hacia las tradiciones de los padres se centró en el mantenimiento del culto en el templo.

Su interpretación de la Ley (aceptaban solo el Pentateuco como autoritativo) giraba alrededor de la ley ritual. Su actitud negativa hacia ciertas doctrinas del Antiguo Testamento se debía, en parte, a la tensión entre ellos y los fariseos, quienes las afirmaban.Acerca de su doctrina, Josefo afirma que «los saduceos enseñan que el alma perece con el cuerpo»; «niegan la continuidad del alma después de la muerte».

El Nuevo Testamento es más preciso: señala que los saduceos negaban la resurrección del cuerpo (Hechos 23.8), y también la existencia de mediadores espirituales entre Dios y el hombre (Hechos 23.8). Además, para los saduceos, Dios era casi un «dios ausente» dado que «no puede ni hacer ni prevenir el mal».

En cambio el hombre ejerce su libre albedrío para hacer el bien y el mal.Su ideal político era el estado teocrático encabezado por el sumo sacerdote. Por eso veían con sospecha la esperanza mesiánica que amenazaba con derrotar el orden social y político existente. La mayoría del pueblo común los odiaba porque colaboraban con los romanos y sus reyes, introdujeron y permitieron algunas costumbres que no eran judías y porque se comportaban entre el pueblo con arrogancia.

En El Nuevo Testamento

Varias veces los saduceos se aliaron con los fariseos en oposición a Jesucristo (Marcos 11.18, 27; 14.43; 15.1; Lucas 9.22). Sin embargo, el conflicto de Jesús con los saduceos se agudizó mayormente en la última semana de su ministerio, cuando su popularidad entre el pueblo (Marcos 12.12) parecía amenazar la paz de Jerusalén.

En cambio el conflicto entre Jesús y los fariseos, debido a la influencia de estos entre el pueblo común, se advierte desde el principio de su ministerio.Los cristianos culparon a los saduceos y a los fariseos de la muerte de Jesús. Fueron ellos los que más intentaron detener el creciente movimiento de la iglesia primitiva (Hechos 4 y 5; 22.5).


Este grupo religioso de judíos, relativamente pequeño, pero importante, porque muchos de ellos eran «Sumos Sacerdotes». Creían exclusivamente en la ley, y rechazaban todo tipo de tradición oral; niegan la resurrección, la inmortalidad del alma y el mundo espiritual: (Marcos 12:18, Lucas 20:27, Hechos 23:8).Fueron denunciados por Juan Bautista y por Cristo: (Mateo 3:7, 16:6,11,12). Ellos se opusieron a Cristo y a su Iglesia: (Hechos 5:17,33). Apoyaron a los Macabeos en su lucha para liberar materialmente a Israel.

Los modales de los saduceos eran bastante groseros, eran descorteses con sus iguales como si estos fuesen extranjeros, y consideraban una virtud disputar con sus maestros. No tenían seguidores entre las masas populares, sino solamente entre los de buena posición económica.

Eran más severos en sus juicios que otros judíos. Muchos de los sacerdotes, aunque no todos, eran saduceos; pero casi todos los saduceos parecen haber sido sacerdotes, especialmente de las familias sacerdotales más poderosas. Bajo los primeros asmoneos algunos saduceos desempeñaron cargos en la gerousia (cuerpo de “ancianos”, “senado”, o sanedrín).

La marca religiosa de los saduceos fue su conservadurismo. Negaban la validez permanente de toda ley que no formara parte de los escritos del Pentateuco. Rechazaban las doctrinas tardías del alma y su existencia en el más allá, la resurrección, las recompensas y retribuciones, los ángeles y los demonios. Creían que no existía el destino, que el hombre podía elegir libremente entre el bien y el mal, y que la prosperidad y la adversidad eran resultado de las propias acciones del hombre.

Los Esenios

Secta judía acerca de la que existe poca información histórica clara; florecieron 150 antes de Cristo hasta 70 después de Cristo. Por la época de Cristo, estaba constituida por hombres que se daban al ascetismo en mayor o menor grado. Con la esperanza de escapar a las impurezas rituales, se constituían en colonias separadas.

El desierto de Judá, en las cercanías de En-gadi, era su lugar de residencia favorito, aunque estaban también establecidos en diferentes pueblos de Judá. Cada agrupación tenía su propia sinagoga, un refectorio para la comida en común y para las asambleas, con una instalación para los baños diarios en agua corriente.

El que entraba en la comunidad abandonaba todos sus bienes. Leían constantemente la ley de Moisés y se esforzaban en observarla en todos los detalles de su existencia. Vivían, vestían y se alimentaban de forma sencilla. Se dedicaban a la agricultura y a otros trabajos útiles. Los esenios subvenían sus propias necesidades, y prácticamente podían vivir sin utilizar el dinero. Cuando viajaban, eran hospedados y alimentados gratuitamente por los miembros de la comunidad en los otros lugares. No poseían esclavos, pues no reconocían diferencias de condición, excepto en el plano moral, en el que distinguían entre puros e impuros.

Los esenios no menospreciaban el matrimonio, pero se abstenían de él, a excepción de algunos entre ellos. Sus normas morales eran de tipo ascético, con muchas exigencias sobre sí mismos. Prometían «honrar a Dios, ser justos hacia el prójimo, no herir a nadie, ni siquiera cuando eran provocados, detestar el mal, alentar el bien, ser leales, especialmente hacia las autoridades, amar la verdad, desenmascarar a los hipócritas, no hurtar nada, abstenerse de toda ganancia ilícita». Esperaban un Mesías para establecer el reino de los justos.

Filón y Plinio el Mayor son los únicos historiadores contemporáneos que nos han dejado descripciones de las prácticas y creencias de las comunidades de los esenios, bastante diversas entre sí. Pero el descubrimiento de rollos que guardó una secta, que casi todos identificaban como esenia, en las cuevas de QUMRÁN, ha permitido verificar los datos aportados por los historiadores.Después de la guerra de los Macabeos, triunfó el separatismo (observancia estricta de la Ley Mosaica) entre los tres partidos: saduceos, fariseos y esenios.

Estos últimos, antes del 76 antes de Cristo, rompieron con los demás y criticaron su laxitud. Luego, protegidos por Herodes el Grande, realizaron campañas de misión y fundaron comunidades en casi todos los poblados de Judea. Sus seguidores ascendieron a unos cuatro mil, pero los grupos individuales, que vivían por lo general en guetos o en las afueras de los pueblos, no pasaban de doscientos miembros. La guerra con Roma (66-70 después de Cristo) acabó con estas comunidades. Los sobrevivientes se cree que se integraron en las distintas agrupaciones judeocristianas y judías.

Los esenios se consideraban como el pueblo escatológico de Dios, el de un nuevo pacto. Extremadamente escrupulosos, creían que su cumplimiento de la Ley traería la intervención divina, en forma de guerra, que pondría fin al mundo. Por tanto, para la admisión a la secta se requería un noviciado de dos o tres años, la renuncia a la propiedad privada, en muchos casos al matrimonio y un juramento de obediencia incondicional a los superiores.

Una vez aceptado, el nuevo miembro trabajaba en agricultura, artes manuales, etc., pero sobre todo se dedicaba al estudio de las Escrituras y participaba en las discusiones comunitarias. Abluciones diarias y exámenes de conciencia garantizaban su pureza levítica.

Tras el descubrimiento de los célebres manuscritos del mar Muerto se iniciaron excavaciones en Khirbet Qumran (Ruinas de Qumrán), sobre una meseta margosa de farallones calcáreos que dominan el mar Muerto al noroeste. Se cree que se pueden identificar los importantes vestigios descubiertos con el hábitat de los esenios.

González Lamadrid no duda en afirmar que nos hallamos en Qumrán con un verdadero monasterio esenio, lo mismo que G. Vermes y M. Dupont-Sommer, que afirman que entre los manuscritos descubiertos, el «Manual de Disciplina» y el «Comentario de Habacuc» tienen una relación directa con esta secta. El descubrimiento de Qumrán permite pensar que los esenios fueron otro movimiento judío extremadamente legalista, hasta el punto que puede calificarse en justicia de «forma superlativa del fariseísmo».

La Biblia no los menciona, pero los describe Josefo, Filo y los manuscritos del Mar Muerto: (muchos de ellos de los Esenios). Plinio y Filón también nos describen su vida y costumbres: Observaban la Ley, se abstenian de los placeres de la carne, y algunos renunciaban al matrimonio, menospreciaban las riquezas, eran trabajadores, preferentemente del campo, no hacían comercio, y sostenían la doctrina de la inmortalidad del alma: (doctrina extraña al judaísmo).Algunos creen que Juan el bautista y Jesús eran de esta rama de los esenios aunque muy contradictorio con el pensamiento de Cristo en cuanto a la doctrina que tenían los Esenios

Algunos manuscritos antiguos celosamente guardados por la iglesia tradicional afirman que Maria y Jose eran ESENIOS esto para argumentar la virginidad de Maria.
La Virgen María y San José, iban a casarse, pero con votos de no tener relaciones matrimoniales. Por eso la pregunta de María al ángel en Lucas 1:34: «Cómo podré tener un hijo, si no conozco, ni pienso conocer varón? Versión antigua Biblia en Latín.

Los Zelotes

(gr.gr. griego zeµloµteµs). A uno de los doce apóstoles se le llama Simón el Zelote (Lc. 6.15; Hch. 1.13; ya sea a causa de su temperamento celoso o apasionado o por alguna asociación con el partido de los zelotes (* Cananita). Pablo dice de sí mismo que fue celoso en lo religioso (Hch. 22.3; Gá. 1.14), y a los muchos miembros de la iglesia de Jerusalén se los describe como “celosos por la ley” (Hch. 21.20).

El partido de los zelotes, descrito por Josefo como la “cuarta filosofía” entre los judíos.Se les llamaba zelotes porque seguían el ejemplo de Matatías y sus hijos y seguidores, que manifestaron celo por la ley de Dios cuando Antíoco IV intentó suprimir la religión judía (1 Mac. 2.24–27), y el ejemplo de Finees, que evidenció un celo parecido en momentos de apostasía en el desierto (Nm. 25.11; Sal. 106.30.

El movimiento, no mencionado como tal en el Nuevo Testamento, comenzó cuando Judas el galileo encabezó una sublevación contra los romanos en el año 6 después de Cristo (Hch 5.37), considerándose el sucesor espiritual de los macabeos. Cuando aplastaron la sublevación, los zelotes quedaron como el ala extremista de los fariseos, dispuestos a recurrir a las armas antes que pagar tributo.

Los zelotes tomaron parte activa en la gran rebelión de 66–73 después de Cristo en contra de los romanos, siendo los últimos en ser reducidos en su fortaleza de Masada, cerca del mar Muerto, recientemente investigada por los arqueólogos. Simón debe de haber sido miembro del partido antes de acudir a Jesús. El fanatismo de los zelotes contribuyó a desencadenar la guerra entre judíos y romanos.

Los zelotes eran vistos como un partido de patriotas judíos militantes del primer siglo. Su movimiento comenzó con Judas de Calilea en los días de Quirino como una oposición clandestina al poderío romano. Ellos sostenían que la violencia era justificada si libraba a la nación de sus opresores extranjeros. Josefa los describió como fanáticos cuyas extravagantes demandas y destemplada imprudencia se transformaron en obstáculos para su propia causa.

En doctrina eran muy parecidos a los fariseos a causa de su interpretación nacionalista en extremo del Antiguo Testamento, y en espíritu eran como los macabeos. Su intenso deseo de un reino independiente pudiera, haber llevado a algunos de ellos a buscar la compañia de los discípulos de Jesús. Por lo menos a uno de ellos, Simón, se distingue de Simón Pedro por ser llamado «el zelote» (Lc. 6:15; Hch. 1:13).

Los Herodianos

Un partido político judío adicto a los Herodes. Como los príncipes herodianos dependían de Roma, sus partidarios se sometían de buena voluntad al poder romano, y sostenían que era justo pagar tributo a los emperadores, cosa que negaban los fariseos. Sin embargo, ambos partidos deseaban la continuación de la religión judía, y se unieron para oponerse a la obra de Cristo, el verdadero Mesías (Mr. 3:6; 12:13; Lc. 12:20).

Acerca de su carácter y doctrinas, nada se sabe con certeza. Se supone que se trataba de un movimiento político judío que simpatizaba especialmente con la casa de Herodes (en este caso, Antipas) por encima de los procuradores romanos, quizás con la esperanza del establecimiento del reino davídico. Si esto era así, resulta sorprendente verles confabulados con los fariseos, cuyas opiniones políticas eran totalmente distintas. Esto muestra hasta qué punto tanto fariseos como herodianos llegaron a ver en Jesús como su enemigo común.

Se los menciona como enemigos de Jesús, una vez en Galilea y luego en Jerusalén (Mr. 3.6; 12.13; Mt. 22.16). Su asociación con los fariseos en la cuestión referente al pago del tributo al César sugiere que estaban de acuerdo sobre este asunto, o sea el nacionalismo por oposición a la sumisión al yugo extranjero.

Constituían un partido judío que favorecía a la dinastía herodiana. La opinión de que constituían un partido religioso conocido en la literatura rabínica como los “boetosianos”, es decir adherentes de la familia de Boeto, cuya hija Mariamne fue una de las esposas de Herodes el Grande, y cuyos hijos fueron elevados por él al sumo sacerdocio.En varias ocasiones se aliaron con los fariseos para oponerse a Jesús (Mt 22.16; Mc 3.6; 12.13).

Bibliografía:
M. Simón, Sectas judías en tiempos de Jesús, 1962
C. F. Pfeiffer, “Sectas judías”, Diccionario bíblico
El mundo del Nuevo Testamento, 1973, pp.pp. páginas 293–298; F. López,
“Fariseos”, Enciclopedia de la Biblia (apuntes pp.pp. paginas 987-995
Historia del pueblo judío en tiempos de Jesús, 1985,


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