Se llamaban apócrifos aquellos libros sagrados cuyo contenido era demasiado sublime para que lo comprendiera el público en general. Luego el término «apócrifo» fue tomando un matiz peyorativo (despectivo).
En tiempos de San Jerónimo (d.C.400), el término «apócrifo» adquirió un nuevo sentido. Desde entonces se llaman apócrifos los libros que pretenden ser revelados pero que no forman parte del canon bíblico. También se les llama apócrifos porque su mensaje lleva un matiz oculto, fingido, no verdadero sin inspiración.
Existen una serie de libros judíos o de otros grupos pertenecientes al período bíblico (o que pretenden pasar como pertenecientes al mismo) pero que no han sido aceptados por la Iglesia como parte de las Sagradas Escrituras. Se trata de muchos libros. Entre ellos hay evangelios pseudónimos que llevan nombres de personajes famosos de la Iglesia primitiva (Apóstoles, La Virgen María, Nicodemo, etc.); otras veces, el título se refiere al contenido de la obra (Evangelio de la Verdad) o a su origen (evangelios atribuidos a Marción, a Cerinto).
Estos evangelios pertenecen a distintas categorías y tratan de varios temas. Uno de los temas favoritos de los círculos gnósticos; es una aparición de Jesús resucitado a algún personaje famoso de la Iglesia, normalmente un apóstol, a través del cual Jesús revela un camino secreto de perfección. Por regla general, la revelación tiene poca semejanza con el pensamiento de Jesús que nos presentan los evangelios canónicos.
Otros libros apócrifos buscan suplir por los detalles de la vida de Jesús que no aparecen en los Evangelios canónicos. La curiosidad de la gente hace que estos sean muy populares.
A continuación público una serie de libros apócrifos que espero los disfruten y puedan servirles, para acervo personal.