El ministerio de la mujer según la Biblia

Descubre la importancia del ministerio de la mujer en la Biblia. En este artículo, hablamos del papel de la mujer en la iglesia y cómo las mujeres pueden usar sus dones y talentos para servir a Dios en ministerio.

Es difícil reconocer el ministerio de la mujer. Porque ciertamente hay mujeres de Dios, que ejercen un liderazgo mucho más fuerte que el esposo, o bien solamente ellas tienen ese liderazgo. En la actualidad tenemos mujeres de Dios que enseñan de una manera clara y con poder la palabra de Dios.

Ahora bien, quiero llevarlos un poco más allá. Veamos el papel de la mujer en el Antiguo testamento. En todo el Antiguo Testamento se muestra una activa participación de la mujer. La reproducción de la población se definía como la tarea prioritaria de la mujer.

La mujer Israelita tenía otra función importante; realizaba trabajos domésticos, cuidaba de su familia, atendía trabajos del campo y animales domésticos, preparaba alimentos y trabajaba con lana e hilo para sus tejidos. Confeccionaba ropa y de utensilios para uso doméstico. Proverbios 31:10–31 le llama virtuosa, y hace la pregunta ¿Quién la hallará?

Pero dentro de sus muchas tareas, otro papel relevante que jugaba era el de maestra y orientadora de sus hijos (Proverbios 1.8) Ella se encargaba de conservar y enseñar la fe en Jehová y trasmitir las creencias y costumbres a las nuevas generaciones. Veamos la posición de la mujer en el Antiguo Testamento.

Ester: Del linaje de Benjamín, fue reina del Imperio Persa. Ester fue elegida para ser esposa del Rey Asuero. El Antiguo Testamento contiene este hermoso Libro llamado Ester.

Devora: Fue Profetisa y Juez de Israel. Ella figura entre los jueces de Israel. Fue Devora quien dio el mensaje de Dios a Barac. Barac organizó el ejército de Israel para pelear contra Sísara capitán del ejército cananeo.

Rut: Conocida como la Moabita. También figura un libro que lleva su nombre en el Antiguo Testamento. Cuando Noemí vuelve sola a su tierra, despide a sus nueras, la Biblia nos relata que Rut le insistió en acompañarle. Sus palabras: «Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios», confirmaron la decisión de Rut de seguir a Noemí. Rut forma parte de la genealogía de Jesús.

La sumisión de las mujeres en la sociedad israelita: La ley no les otorgaba derechos como personas civiles. Al morir el padre de familia, las propiedades quedaban para los hijos varones (Números 27:1–11) El derecho al divorcio se otorga solo al hombre (Deuteronomio 24:1)

Con estas limitaciones se anularon las posibilidades para que la mujer, optara por un cargo público y tener voz en las decisiones y asuntos sacerdotales y de gobierno del pueblo de Israel.

La mujer en el Nuevo Testamento

Jesús vino a honrar y restaurar a la mujer como tal. Fueron las mujeres las que acompañaron, apoyaron y sirvieron en el ministerio de Jesús. Ellas permanecieron fieles hasta su crucifixión y muerte, las primeras que vieron la tumba vacía, las primeras en recibir el aviso de la resurrección de Cristo y las primeras en ver al Cristo Resucitado, también fueron ellas las primeras en dar aviso a los discípulos de la resurrección del Señor.

En el periodo de persecución de la iglesia primitiva Pablo encarcelaba y mataba a los cristianos, dentro de ellos iban muchas mujeres, que murieron fieles a Dios (Hechos 8:3) Fueron muchas las mujeres que colaboraron con Pablo en su apostolado. Y fueron ellas las que contribuyeron grandemente en la expansión del evangelio en la iglesia primitiva.

En el cuadro de los héroes de la Fe: aparecen 2 mujeres, ¿Por qué el Espíritu Santo permitió dejarlas como ejemplo? Hebreos 11 menciona a:

Sara, verso 11 (recibió fuerza para concebir)

Rahab, verso 31 (por su fe no pereció con los desobedientes)

Las mujeres, verso 35 (recibieron a sus muertos resucitados)

El Nuevo Testamento nos habla de mujeres que ministraban en la era de la Iglesia. Tabita (Dorcas) es llamada discípulo y tenía un ministerio de ayudar (Hechos 9:36). Felipe tenía cuatro hijas vírgenes que profetizaban (Hechos 21:8,9). En Romanos 16, Pablo saludó a muchas personas en el ministerio, y un número grande de ellas eran mujeres. Febe, líder en la iglesia de Cencrea, fue altamente recomendada por Pablo a la iglesia de Roma (Romanos 16:1,2).

Ahora bien, con respecto a lo que dice Pablo en 1ª. Timoteo 2:11-15: “no permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre, sino estar en silencio”. Por las citas vistas con anterioridad, es evidente que Pablo reconocía el ministerio de la mujer. Sin embargo, había ciertos problemas que eran muy obvios respecto a las mujeres de Éfeso. Tenían la costumbre de ponerse ropa indecente y adornos ostentosos (1 Timoteo 2:9).

Pablo escribió: las viudas más jóvenes “aprenden a ser ociosas… y no solamente ociosas, sino también chismosas y entremetidas, hablando lo que no debieran” (1 Timoteo 5:13). En su segunda carta a Timoteo, Pablo le advertía contra las personas, que manipulaban a las “mujeres débiles” “que se dejan llevar de toda clase de pasiones” 2 Timoteo 3:6.

Si leemos el pasaje entero de 1 Timoteo 2:9-15, es muy probable que Pablo estaba aconsejando a Timoteo, a cómo tratar con las enseñanzas y prácticas erróneas que involucraban a las mujeres de la iglesia en Éfeso.

Era evidente que tal situación, ya estaba saliéndose del control y por eso le escribe a Timoteo, al respecto: “no permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre”. Pero sabemos por otros pasajes, de las mismas cartas de Pablo, que tal exclusión no era normal en el ministerio de Pablo.

Los pasajes que insinúan que la mayoría de los líderes eran varones no deben ser interpretados para significar que las mujeres no pueden ser líderes. Lo que sí se debe de notar y tomarse muy en cuenta es que; Pablo exhorta a la mujer a mantener una actitud de sujeción y obediencia a su autoridad conyugal y ministerial. 1ª corintios 11:3 y 14:34; Efesios 5:22; Colosenses 3:18; 1a. Timoteo 2.:11,12; Tito 2:5; 1ª Pedro 3:1.

No debe sobrepasar el límite de autoridad, porque ella está bajo autoridad de su esposo o de un pastor y aunque tenga un ministerio muy grande, debe aprender en humildad, como todo siervo o ministro fiel y sabio.


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