Reinado de Acab: desobediencia y decadencia en la historia de Israel

El reinado de Acab fue un momento de gran desobediencia y decadencia en la historia de Israel. Acab se casó con Jezabel, una princesa fenicia que lo llevó a adorar a los dioses paganos de Baal y Asera. Acab también permitió que Jezabel matara a muchos de los profetas del Señor. Como resultado, el Señor envió una serie de juicios a Israel, incluyendo sequía, hambre y plagas. Finalmente, Acab fue asesinado por Jehú, quien restauró el culto al Señor en Israel.

Introducción:

Acab fue el séptimo rey de Israel, que sucedió a su padre Omri en el año 918 a.C. y reinó veintidós años. Acab se casó con Jezabel, hija de Ed-Baal, rey de Tiro, Jezabel era una mujer ambiciosa e idólatra, fue ella quien ejerció gran influencia para introducir en Israel el culto de Baal y Astoret. Acab erigió un templo en Samaria al dios Baal, persiguió a los profetas de Dios. A causa de esta apostasía, Dios castigó a Israel con tres años de sequía y hambre, hasta que el profeta Elías desafió y eliminó a los profetas de Baal en el monte Carmelo.

Acontecimientos buenos y malos de Acab

Reinó durante 22 años sobre Israel (874-853 a.C.).

Fue un dirigente militar poderoso, mantuvo en sujeción a los moabitas 2 Reyes 3:4-5.

Vivió en términos amistosos con los fenicios y mantuvo la paz con Judá. Derrotó a los sirios 2 veces.

Tuvo el ejército más numeroso de todas las naciones que estaban entre Asiria y Egipto.

Cuando Ben-adad II de Damasco y aliados sitiaron Samaria, Acab los rechazó 1 Reyes 20:1-21 y un año más tarde les infligió una derrota aún mayor en la batalla de Afec; Acab capturó a Ben-adad. Sin embargo, Acab se mostró magnánimo y le conservó la vida.

Acab, hizo concesiones económicas al permitir que mercaderes israelitas abrieran negocios en los bazares de Damasco.

Cuando los asirios bajo Salmanasar III amenazaron destruir la independencia de los pequeños estados de Siria y Palestina, se formó una coalición de 12 naciones bajo el liderazgo de Damasco para enfrentar al enemigo común. Acab tenía la mayor fuerza en carros (2.000, de un total de 3.940) y una infantería de 10.000 soldados (de un total de 60.000).

La batalla ocurrió en Qarqar, sobre el Orontes en la Siria central, en el 6º año de Salmanasar. Aunque los aliados no obtuvieron una victoria decisiva, los asirios fueron obligados a retroceder y dejar Siria sin conquistarla por el momento. Tan pronto se eliminó la amenaza común, se rompió la alianza y siguieron las antiguas disputas que existían entre las pequeñas naciones de Siria y Palestina.

El próspero reinado de Acab y sus conexiones amistosas con los fenicios trajo mucha riqueza a su país, permitiéndole ocuparse extensamente de construcciones, señaladas en la Biblia 1 Reyes 22:39, pero confirmadas por las excavaciones realizadas en Samaria, donde se encontraron señales de aquella riqueza.

Las ruinas de la ciudad indican que Acab construyó su palacio junto al de Omri y en parte sobre él, y que hizo decorar su residencia con placas de marfil hermosamente talladas por las que, evidentemente, se lo llegó a conocer como el Palacio de Marfil de Acab. De acuerdo con 1 Reyes 21:1 también había un palacio real en Jezreel.

Aunque gozó de gran éxito militar y político, Acab fue débil en asuntos religiosos. “Hizo lo malo ante los ojos de Jehová, más que todos los que reinaron antes que él” 1 Reyes 16:30. Permitió que su esposa introdujera el culto a Baal y a Asera.

Fue un perseguidor indirecto de los adoradores y profetas del Dios de Israel, al permitir que Jezabel hiciera atrocidades en contra de los profetas. Acab se consideraba un adorador de Jehová, puesto que consultó varias veces a los profetas de Jehová, y dio por lo menos a 3 de sus hijos nombres que contenían parte del nombre divino Yahweh: Ocozías, Joram y Atalía.

También cooperó en la realización de la confrontación entre Elías y los profetas de Baal, y no interfirió cuando Elías ordenó que esos sacerdotes fueran muertos. Toleró una reprensión del profeta por su necia magnanimidad hacia Ben-adad. Otro crimen repugnante de Acab, por consejo de su esposa, fue el asesinato legalizado por engaño de su vecino Nabot, para apoderarse de su propiedad.

Acab se aprovechó de una visita que le hiciera Josafat, rey de Judá. Y le propuso una expedición común para recobrar Ramot de Galaad al otro lado del Jordán. Los profetas de Baal le animaron a la empresa, pero Miqueas (el único profeta de Jehová) predijo la muerte de Acab. Este se disfrazó para evitar el cumplimiento de la trágica profecía, procurando no llamar la atención; pero un individuo del ejército enemigo, tirando al azar, hirió mortalmente al impío rey Acab y, según había profetizado Elías años antes, su sangre fue lavada sobre su carro en el estanque de Samaria, y los perros la lamieron después de un reinado de veintidós años. Fue sucedido por Ococías, su hijo.

Conclusión:

Como gobernante, gozó de buen éxito económico y político. Durante su reinado, a través de alianzas logró que Israel fuese una nación próspera y respetable. Pero la experiencia del reinado de Acab nos lleva a reflexionar sobre el significado amplio y profundo de la idolatría. De manera indirecta permitió la idolatría e Israel fue seducida al pecado.

En apocalipsis 2:20 se menciona a Jezabel, una mujer que introdujo el culto a otros dioses, y de nuevo nos recuerda a Acab. La idolatría y el deseo de poder y vanagloria se muestran en la vida de este personaje, y en el de su mujer Jezabel. Acab también nos deja una clara lección, de cómo el poder corrompe y se ensaña sobre los más débiles, pues son los pobres, los que no tienen acceso al poder, quienes padecen de especial manera, Nabot es un ejemplo claro de esto.

Bibliografía:

J. W. Jack, Samaria en tiempos de Acab Edimburgo, 1929.

Diccionario de Hebreo Bíblico, Moisés Chávez

Reina Valera 1865 Local Church Bible Publishers Lansing, MI. USA NABC


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