El Espíritu Santo: tercera persona de la Trinidad

Descubre quién es el Espíritu Santo, su papel en la Santísima Trinidad y cómo puedes tener una relación personal con Él. Este estudio te ayudará a comprender mejor la naturaleza divina del Espíritu Santo y su papel en la vida de los creyentes.

Para iniciar el presente estudio, debemos comprender primero que el Espíritu Santo es Dios (Hechos 5:3-4), y que Dios ha escogido expresarse a Sí mismo como Padre hacia la humanidad, como Hijo y como el Espíritu Santo. Estos son la expresión de tres Personas (Personalidades) diferentes y, con todo, las tres son una.

La expresión Espíritu Santo es propia del Nuevo Testamento; el tema bíblico del Espíritu es muy extenso y comprende significados muy amplios. Sin embargo conoceremos en el presente estudio, acerca de su naturaleza, deidad, nombres, símbolos y su operación en el Antiguo Testamento y Nuevo Testamento. Es en este último apartado bíblico, en donde más conocemos acerca de Él. Pedro lo expreso de la siguiente manera.

Mas esto es lo dicho por el profeta Joel: Y en los postreros días, dice Dios, Derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, Y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán; Vuestros jóvenes verán visiones, Y vuestros ancianos soñarán sueños; Y de cierto sobre mis siervos y sobre mis siervas en aquellos días derramaré de mi Espíritu, y profetizarán. Y daré prodigios arriba en el cielo, y señales abajo en la tierra,… antes que venga el día del Señor, grande y manifiesto; y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.

El Espíritu santo nos induce a proclamar el “misterio que se ha mantenido oculto desde tiempos eternos”, que Jesucristo, el Cordero de Dios, es el Salvador de todos. Él es el Salvador que todo el mundo necesita conocer y en quien necesita confiar para escapar el juicio venidero de Dios. El Espíritu Santo es Dios, el es quien guía nuestras vidas como creyentes y nos da poder para proclamar el evangelio de Jesucristo.

La Biblia nos presenta siempre al Espíritu como fuerza activa que da vida, las palabras hebrea (ruakh) y griega (pneuma) que se emplean para hablar del espíritu significan literalmente «viento» o «aire en movimiento». Sin embargo, en la opinión de los especialistas su sentido original es aliento, o sea, el aire puesto en movimiento por la respiración. Una adecuada traducción sería entonces «hálito de vida».

En Génesis 2:7, el ser hecho de barro se transforma en un ser viviente cuando el creador sopla sobre su nariz el «aliento de vida». Es cierto que en este caso la palabra usada no es ruakh, sino neshamah, pero debemos entender ambos términos como equivalentes. Entre las muchas referencias bíblicas que confirman esta significación, el Salmo 104:29 dice: «Les quitas el hálito (esta vez ruakh), dejan de ser, y vuelven al polvo».

La cita que nos da una mejor ilustración acerca de la obra del Espíritu Santo, es la visión del valle de los huesos secos, la cual encontramos en Ezequiel 37:1-14: es una fuerza vital, es la energía de la vida. El espíritu que anima a todos los seres vivientes procede del Espíritu (aliento) de Dios. Por consiguiente, la acción primordial del Espíritu Santo tiene que ver con la animación y el sostenimiento de la vida, no solo humana, sino de toda la creación.

La Naturaleza del Espíritu Santo

El Espíritu Santo tiene la naturaleza divina de Dios, Jesús nombró al Espíritu Santo como una de las tres personas del Dios Trino. El hecho de que se nombró al Espíritu Santo al último no indica que tenga una posición inferior, o que se originó en otro tiempo. Tampoco el hecho de que cada una de las tres personas se nombre por separado quiere decir que cada una tenga su propia naturaleza divina.

La naturaleza divina del Espíritu Santo no está separada de la naturaleza divina del Padre y del Hijo. La Escritura enseña que hay un Dios, con una naturaleza divina. No hay tres dioses con tres naturalezas divinas. “Cada una de las tres personas posee esta única e indivisible esencia divina en su totalidad.”

La Biblia le atribuye una personalidad distintiva, como también sucede con el Padre y con el Hijo (Mateo 3:16-17; 28:19; Juan 14:16-17; 15:26). Siempre se emplea en relación con el pronombre personal masculino a pesar de que en griego el término «Espíritu» sea neutro (Juan. 16:13-14; Hechos 13:2).

El Espíritu Santo piensa, conoce el lenguaje, tiene voluntad (Romanos 8:27; 1 Corintios 2:10-13; 12:11). Se le puede tratar como una persona: se le puede mentir, se le puede probar, se le puede resistir, se le puede contristar, se le puede afrentar (Hechos 5:3; 7:51; Efesios 4:30; Hebreos 10:29). Por otra parte el Espíritu Santo también enseña, testifica, convence, conduce, entiende, habla, anuncia (Juan 14:26; 15:26; 16:8, 13).

La Deidad del Espíritu Santo

Está muy relacionado con su naturaleza, puesto que el Espíritu Santo es Dios, ya que el Espíritu Santo posee los atributos divinos: omnisciencia, omnipresencia, omnipotencia, eternidad (1 Corintios. 2:10, 11; Salmos 139:7; Zacarías 4:6; Hebreos 9:14). Hechos 5:3 y 4 nos dicen claramente que el Espíritu Santo es Dios:

“Ananías, ¿por qué llenó Satanás tu corazón para que mintieras al Espíritu Santo?…. No has mentido a los hombres, sino a Dios.

Tras esta verdad no hay lugar a dudas acerca de la deidad del Espíritu Santo.

Vemos en las escrituras como el Espíritu Santo se le adscriben operaciones divinas, como lo son: La creación, regeneración y resurrección. Se le pone a un mismo nivel de dignidad con el Padre y el Hijo (1 Corintios 10:4-6)

Mucho se ha escrito acerca de la deidad del Espíritu Santo y esto ha dado lugar a controversias, tanto así que; en el siglo III un obispo en Antioquía, Pablo de Samosata, enseñó que el hombre Jesucristo fue elevado al nivel de la divinidad mediante un “dínamis”, un poder que consistía del Logos y el Espíritu Santo que le fue dado por Dios. Enseñó que “es permitido hablar de un Logos o Hijo y de una Sabiduría o Espíritu en Dios, pero que éstos no son más que atributos de Dios… influencias impersonales.”

Las confesiones luteranas en los Artículos Principales de la fe, artículo 1, de Dios, condenan la enseñanza de los samosatenses por negar la personalidad y deidad del Logos y del Espíritu Santo.

Arrio, un maestro de la iglesia de Alejandría, también estuvo en desacuerdo con los samosatenses, pero basó su desacuerdo en un argumento de extremado subordinacionismo. Llegó a la conclusión de que Jesús era más que un hombre que fue adoptado por Dios, Jesús era el logos, el Hijo de Dios, que existía antes de la creación del mundo. Sin embargo, no era eterno. Según Arrio, Jesús era una primera criatura de suprema importancia que ayudó a Dios a crear todo lo demás.

Si era una criatura, como Arrio insistió, no podía ser Dios. Tampoco podía el Espíritu Santo ser verdadero Dios, desde su punto de vista. Arrio enseñaba que el Espíritu Santo era la primera criatura que el Hijo hizo. Hoy los Testigos de Jehová enseñan esto, sin embargo ellos consideran que el Espíritu Santo es solamente una fuerza que procede de Dios.

El que tomó el liderazgo en corregir la herejía Arriana fue Atanasio, obispo de Alejandría en el concilio general de los obispos orientales de Nicea, 325 d. C. Con la palabra homoousios, declaró que el Padre y el Hijo son un Dios, que tienen la misma sustancia o naturaleza. También defendió el homoousios del Espíritu Santo en el sínodo de Alejandría en 362, enseñando que el Espíritu Santo es Dios, porque solamente un Espíritu divino podía hacer a personas “participantes de la naturaleza divina”.

Atanasio estuvo convencido de que la fórmula para el Bautismo revela la naturaleza divina del Espíritu Santo. Si el Espíritu fuera solamente una criatura no estaría incluido bajo el mismo nombre con el Padre y el Hijo.

Hasta entonces no se había dicho mucho acerca de la tercera persona de la Trinidad, pero en los años siguientes se dio mucha más atención a la identidad del Espíritu Santo. El obispo Macedonio de Constantinopla se opuso a la posición de Atanasio e insistía que el Espíritu Santo es una criatura subordinada al Hijo.

Pero el sínodo de Alejandría de 362, impulsado por el tratado de Basilio de Cesarea sobre el Espíritu Santo, condenó tanto el arrianismo como la enseñanza similar de los pneumatomaquianos (griego, ‘los que luchan contra el Espíritu Santo’), que también fueron llamados los macedonios. Basilio fue el primero en formalizar la terminología aceptada para la Trinidad: una sustancia (ousia) y tres personas (hupostaseis).

El amigo de Basilio, Gregorio Nacianzeno, notó la distinción bíblica entre las tres personas de la Trinidad, es decir, que el Padre es no engendrado, el Hijo es engendrado, y el Espíritu Santo procede del Padre por el Hijo. Esta distinción útil fue aceptada por la iglesia en un sínodo celebrado en Roma en 380 d.C. En el año 381 en Constantinopla, la iglesia siguió un paso más afirmando la plena deidad del Espíritu Santo, declarando que él era el Señor y dador que procede del Padre, adorado y glorificado con el Padre y el Hijo.

En 451 en Calcedonia, tanto las partes oriental y occidental de la iglesia formalmente adoptaron esta expresión en el Credo Niceno. Aunque parte de esta historia quedo como atributo de la iglesia católica romana, podemos ver como Dios ilumino a estos hombres para defender la naturaleza de su Espíritu como Dios. Todo lo contrario hoy día tendríamos la predica de una herejía irremisible.

Los Nombres Del Espíritu Santo

1.- Espíritu de Dios

Por medio del Espíritu Santo, Dios creó y preserva el Universo. El Espíritu Santo representa a Dios, y actúa en las esferas del pensamiento, de la voluntad y actividad. El Espíritu Santo es uno con Dios, y constituye una parte del misterio de la Trinidad.

2.- Espíritu de Cristo

No hay una distinción esencial entre el Espíritu de Dios y el Espíritu de Cristo, porque solo hay un Espíritu Santo.

¿Por qué se le llama Espíritu de Cristo?

  • Porque se le envía en el nombre de Cristo
  • Porque Él es el Espíritu que envió Cristo
  • Esta nueva vida del Espíritu es impartida y mantenida por Cristo
  • Su misión especial en estos tiempos es glorificar a Cristo
  • El Cristo glorificado se presenta después de su resurrección se presenta a los creyentes por medio del Espíritu Santo.

3.- El Consolador o Paracletos

El significado literal del nombre Paracletos es. Uno llamado al lado de otro para el propósito de ayudarle en cualquier forma. Denominado Paracletoi en el idioma griego, y Advocatus en latín. El envío del Consolador no significa que Cristo ha dejado de ser el auxiliador y abogado de su pueblo. Juan nos dice que Jesús todavía ocupa ese cargo (1 Juan 2:1)

4.- Espíritu Santo

Es llamado Espíritu Santo, porque su principal obra es la santificación.

5.- El Espíritu de la Promesa

Se le llama así, porque constituye una de las bendiciones sobresalientes prometidas e el Antiguo Testamento. (Ezequiel 36:27; Joel 2:28)

6.- El Espíritu de Verdad

El propósito de la encarnación fue revelar al Padre, la misión del Consolador es revelar al Hijo y ser el intérprete de Jesucristo. Recordemos que Jesucristo se presento como la verdad y como ambos son la misma persona el Espíritu Santo es la Verdad.

7.- El Espíritu de Gracia

Da al hombre gracia para arrepentirse al contender con Dios. Imparte el poder para santificación, para sufrir con paciencia y para servicio.

8.- El Espíritu de Vida

Una de sus principales funciones es la creación y preservación de la Vida natural y espiritual.

9.- Espíritu de Adopción

Cuando una persona es salva, el nuevo cristiano es adoptado en la familia divina. Es el Espíritu Santo el que da testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios.

Símbolos del Espíritu Santo

Dios ha escogido ilustrar con símbolos muchas cosas, para que podamos entender y comprender la magnitud de lo que nos está hablando. De la misma manera ocurre con el Espíritu Santo; Dios nos da una serie de símbolos acerca de su Espíritu, esto con el fin d que podamos entenderle, esto se debe a nuestra pobreza intelectual e idiomática. Conozcamos algunos de los símbolos del Espíritu Santo.

1.- Fuego

El fuego nos da la idea de limpieza, y eso es lo que hace el Espíritu Santo. Limpia, purifica, calienta, ilumina y se propaga. Y su calor intenso nadie lo puede resistir, es por ello que a su presencia los demonios, tiemblan y huyen.

2.- Viento

El viento simboliza la labor regeneradora, la frescura de su presencia. Es el respiro en momentos de angustia. Cuando el ser humano siente que camina bajo el sol del desierto, el Espíritu Santo, sopla como viento fresco haciéndonos saber que el esta con nosotros.

3.- Agua

El es la fuente de agua viva, El es el río de agua viva, puesto que se le conoce como una corriente impetuosa, no da la idea de una inundación a nuestra alma, limpiándola del polvo del pecado.

4.- Sello

Quiere decir que el Espíritu Santo, viéndolo como un sello nos sella con su poder y nos deja impregnada la marca de pertenencia a Dios. Los cristianos son propiedad de Dios y tienen su sello en su alma, como una señal de propiedad del Dios altísimo.

5.- Aceite

Este es uno de los símbolos más conocidos, el más familiar y hasta común. Esto nos da la idea de sanidad, alivio, luz, fuerza. Notemos que el aceite se usa normalmente para los alimentos, la luz, lubricación, remedio y para aliviar la piel. De la misma manera actúa el Espíritu Santo en el creyente.

6.- Paloma

Cristo habló de la paloma como la personificación de la inocencia. La paloma representa dulzura, ternura, amabilidad, inocencia, suavidad, paz y paciencia.

7.- Nube y Luz

Estos dos símbolos son inseparables en las manifestaciones del Espíritu Santo. Desde las teofanías del Antiguo Testamento, la Nube, unas veces obscura, otras luminosa, revela al Dios vivo y salvador, tendiendo así un velo sobre la transcendencia de su Gloria: como por ejemplo con Moisés en el Sinaí.

8.- Las Arras

Una prenda que se da como garantía de nuestra salvación 2 Corintios 1:22.

9.- Un Don

Él es quien reparte los dones como quiere, para el bien común, 1 Corintios 12, los dones espirituales.

La operación del Espíritu Santo en el Antiguo Testamento

Cuando vamos al inicio de todas las cosas en el Génesis, podemos observar al Espíritu Santo obrando de manera especial. Aquí una vez más queda en evidencia la deidad, naturaleza, y manifestación del Espíritu Santo. Génesis 1:2 “La tierra estaba desordenada y vacía, las tinieblas estaban sobre la faz del abismo y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas”

La agencia inmediata del Espíritu, obrando sobre los elementos muertos y discordantes, los combinaba, arreglaba y preparaba adaptándolos para ser la escena de una creación nueva. El relato de esta nueva creación correctamente empieza al final de este segundo versículo; y los detalles del proceso se describen de la manera natural como lo habría hecho un espectador, que veía los cambios que sucesivamente se efectuaban.

Esto indica la participación del Espíritu Santo en la creación. La palabra hebrea que se traduce se movía, también se usa en Deuteronomio 32:11 para describir un ave que revolotea sobre sus polluelos.

Es interesante observar los relatos de la creación, y como Dios contra toda esperanza humana, se obliga al don redentor a través de su Hijo Amado y al don del «Espíritu Santo de la Promesa, que es prenda para redención de los suyos. Las Teofanías o manifestaciones de Dios iluminan el camino de la Promesa, desde los Patriarcas a Moisés y desde Josué hasta las visiones que inauguran la misión de los grandes profetas.

La tradición cristiana siempre ha reconocido que, en estas manifestaciones, el Verbo de Dios se dejaba ver y oír, a la vez revelado y «cubierto» por la nube del Espíritu Santo. Conozcamos la obra del Espíritu Santo en todo el Antiguo Testamento en un breve resumen.

Operación del Espíritu Santo en el Nuevo Testamento

Vimos como la obra sobrenatural del Espíritu Santo se manifestó en el Antiguo Testamento. Tras un periodo de silencio, de pronto un hombre vestido de pelo de camello, predicaba en el desierto, un mensaje de poder y con la autoridad que da el Espíritu Santo, el arrepentimiento de pecados.

Sin duda alguna Juan el Bautista, inspirado y con la autoridad que da el Espíritu Santo, con esa unción anunciaba: «Viene tras mí el que es más poderoso que yo, a quien no soy digno de desatar, agachado, la correa de su calzado.Yo a la verdad os he bautizado con agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo»

Este anuncio era una verdad, era eminente el nacimiento virginal de Jesucristo, y con el era también real la llegada del Espíritu Santo. Es en el Nuevo Testamento en donde podemos palpar, con más atención la obra poderosa del Espíritu Santo. Aquí el Espíritu Santo, tiene una relación más directa con el hombre, se manifiesta su poder, su lenguaje, sus maravillas y la obra santificadora en el ser humano.

Que hermoso cuadro es ver la ascensión de Jesús de las aguas, y de pronto se abren los cielos con un esplendor maravilloso y ver al Espíritu Santo, descendiendo en forma de paloma posando sobre el redentor del mundo, y una voz que se escucha del cielo diciendo: “Este es mi hijo amado en el cual tengo complacencia”.

De aquí en adelante la obra del Espíritu Santo se iba a manifestar con mayor claridad, ahora bien Jesús anuncio con mayor énfasis: “Es necesario que yo me vaya para que venga sobre vosotros el Espíritu Santo”. “Me voy pero no os dejare solos les enviare al Espíritu Santo. Y el os guiara a toda verdad”.

Hablar de la obra del Espíritu Santo en el Nuevo Testamento es interminable, prácticamente el Nuevo Testamento es un libro de revelación, manifestación y obra del Espíritu Santo.

Algunas obras del Espíritu Santo en el Nuevo Testamento

  • Unge para el servicio – Lucas 4:18
  • De El nacen los creyentes – Juan 3:3-6
  • Glorifica a Cristo – Juan 16:14
  • Guía a la verdad – Juan 16:13
  • Convence de pecado – Juan 16:9, 14
  • Da poder a los creyentes – Lucas 24:49
  • Testifica de Jesús – Juan 15:26
  • Enseña – Juan 14:26
  • Es acceso a Dios- Efe. 2:18
  • Da certeza – Romanos. 8:15, 16; Gálatas. 4:6
  • Autor de la Escritura – 2 Pedro 1:20-21
  • Bautiza- Juan 1:32-34; 1 Corintios. 12:13-14
  • Llama y comisiona – Hechos 13:24, 20:28
  • Limpia – 2 Tesalonicenses. 2:13; 1 Pedro 1:2
  • Da poder – 1 Tesalonicenses. 1:5
  • Llena – Hechos 2:4; 4:29-31; 5:18-20
  • Otorga dones – 1 Corintios. 12:8-11
  • Ayuda nuestra debilidad- Romanos. 8:26
  • Mora en los creyentes – Romanos 8:9-14; Gálatas. 4:6
  • Inspira la oración – Efe. 6:18; Judas 20
  • Intercede – Romanos. 8:26
  • Interpreta la Escritura – 1 Corintios. 2:1, 14; Efe. 1:17
  • Guía – Romanos. 8:14
  • Libera – Romanos. 8:2
  • Moldea el carácter – Gálatas. 5:22-23
  • Produce fruto – Gálatas. 5:22-23
  • Resucita de entre los muertos – Romanos. 8:11
  • Regenera – Tito 3:5
  • Sella – Efe. 1:13-14; 4:30
  • Fortalece – Efe 3:16; Hechos 1:8;2:4; 1 Corintios 2:4
  • Acción de gracias – Efe. 8:11, 23
  • Da victoria sobre la carne – Romanos. 8:2-4; Gálatas. 4:6
  • Ayuda en la adoración – Filipenses. 3:3

Conclusión

Concluimos el presente estudio, viendo de nuevo en la Biblia, que los creyentes que fueron llenos del Espíritu Santo en el Antiguo y Nuevo Testamento, era producto de «algo» especifico. Y que hoy en día también debe de ser así. Todo creyente debe de buscar ser lleno del Espíritu Santo.

El Espíritu Santo sigue realizando su obra en nuestros días, y no se puede negar su poder. Pero hay que ser muy cuidadosos, porque es en estos días en donde más engaño de Satanás, se ha desatado. Engañando a muchos, con género falso de don de lenguas, imitación de su poder, hablando falsamente, engañando con vanas y falsas profecías en nombre de Dios y su Espíritu Santo.

Es por ello que necesitamos con urgencia los dones del Espíritu Santo obrando en nosotros, y esto solo lo conseguiremos buscando, anhelando, pidiendo la llenura constante de su presencia en nuestras vidas.

No basta solo con hablar en lenguas, es necesario acercarnos a El, a través de la oración y lectura de su palabra para ser llenos todos los días de su precioso Espíritu, y gozar de una vida plena de victoria y poder a través de su Espíritu Santo. Para concluir este estudio; presento el siguiente cuadro ilustrativo con sus nombres, atributos, símbolos, pecados contra El y su poder en la vida de Cristo.

SUS NOMBRES

SUS ATRIBUTOS

SUS SÍMBOLOS

PECADOS CONTRA EL

PODER EN LA VIDA DE CRISTO

Dios
Hechos 5:3-4

Creador
Génesis. 1:2

Paloma
Mateo. 3:16

Blasfemia
Mateo. 12:31

Concebido por el E.S.
Mateo. 1:18-20

Señor
2 Corintios 3:18

Omnipotente
Lucas 1:35

Viento
Juan 3:8

Resistirle (incredulidad)
Hechos 7:51

Bautismo
Mateo. 3:16

Espíritu
1 Corintios. 2:10

Omnipresente
Salmo 139:7-10

Fuego
Hechos 2:3

Insultarlo
Hebreos. 10:29

Guiado por
Lucas 4:1

Espíritu de Dios
1 Corintios 3:16

Tiene voluntad
1 Corintios 12:11

Pilar de nube o fuego
Éxodo 13:21

Mentirle
Hechos 5:3

Lleno de poder
Lucas 4:14, 18

Espíritu de Verdad
Juan 15:26

Ama
Romanos. 15:30

 

Pecar
Mateo. 12:31-32

Testigo de Jesús
Juan 15:26

Espíritu eterno
Hebreos. 9:14

Se entristece
Efe. 4:30

 

Apagarlo
1 Tesalonicenses. 5:19

Resucitó a Jesús
Romanos. 8:11

 

Bibliografía:

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Biblia de Estudio – LBLA Copyright © 2000 by The Lockman Foundation La Habra, California, 90631, U.S.A.

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Jorge L. Trujillo, La Llenura del Espíritu Santo, recursos Teológicos en internet.

Chafer, Grandes Temas Bíblicos


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