Job: Un ejemplo de fe en medio del sufrimiento

Este personaje figura en la Biblia como un ejemplo de justicia y una vida de santidad, sobre todo como un ejemplo de paciencia. La narración bíblica nos dice que Job, habitaba en tierra de Us; país fronterizo con Edom y Arabia. Job fue un patriarca de reputación intachable.

El Nuevo Diccionario de Teología Bíblica Ravasi dice: “Es difícil hablar del libro de Job, de su poesía, de su mensaje, del esplendor de sus símbolos, de los mil matices de su composición, de su insomne presencia en la conciencia de la humanidad, de las múltiples y a menudo aberrantes hermenéuticas a las que ha estado sometido.

Reducido demasiadas veces a un canto de la miseria humana y de la “paciencia” con que se la debe aceptar, Job es en realidad un canto de la miseria del existir, pero también del estupor de la fe; es un grito continuo de impaciencia, pero también la celebración de un aterrizaje realizado en ese terreno en el que suele registrarse las derrotas y las apostasías: el terreno del mal.”

La Biblia relata; que Job era hombre de gran riqueza y elevada posición social. En un breve resumen del libro, se nos dice que: con el permiso de Dios, Satanás le quita su fortuna, sus diez hijos y, finalmente, su salud. No hay certeza con respecto a la enfermedad que lo aquejó, pero las sugerencias principales apuntan a la elefantiasis, el eritema, y la viruela.

Este gran desacuerdo se debe a que se mencionan los síntomas en lenguaje altamente poético. Sus parientes y paisanos interpretaron sus desventuras como castigo divino por grandes pecados, y lo arrojaron fuera de la ciudad, de lo que la turba derivó un placer especial. Su esposa aceptó la opinión común, y lo instó a acelerar el fin inevitable, maldiciendo a Dios.

Job fue visitado por tres amigos, Elifaz, Bildad y Zofar, hombres muy ricos y sabios, poderosos, como lo había sido Job. Cuando vieron sus penurias compartieron la opinión popular, y lo único que pudieron hacer fue sentarse en silencio con Job en el estercolero fuera de las puertas de la ciudad durante los siete días de luto por un hombre a quien se daba por muerto.

Las expresiones de dolor de Job provocaron una larga y vehemente discusión, que terminó con la intervención verborrágica de un hombre más joven, Eliú. Todo esto revela la falta de validez de la sabiduría cuando se presenta un caso tan excepcional como el de Job. Aunque la falta de comprensión de sus amigos llevó a Job hasta el borde de la desesperación, también lo acercó a Dios y lo preparó para la revelación de la soberanía divina que le trajo la paz.

Este prólogo en prosa incluye cinco escenas, artísticamente ordenadas; la primera, tercera y quinta (Job 1:1–15, 13–22; 2:7–13) se desarrollan en la tierra; la segunda y cuarta (Job 1:6–12; 2:1–6) en el cielo. Job y los demás personajes en la tierra ignoran lo que sucede en el plano celestial; es únicamente a nosotros, los lectores, que se nos revela el secreto de por qué sufre Job.

A considerar del libro, dentro de los puntos esenciales se pueden considerar los siguientes:

El diálogo que se da en la escena celestial, todo esto desconocido por Job. Satanás habla con Dios, acerca de su que hacer. Dios le muestra a Satanás el ejemplo de Job, como un hombre justo, recto, temeroso de Dios y apartado del mal.

La narración de sus desgracias, y como sucedieron estas en una secuencia acelerada de manera increíble, nos dejan espantados. Es difícil que un ser humano común reciba tantos males en tan corto tiempo, y perderlo todo en un momento sin explicación alguna. Es por ello que consideraron a Job como un hombre que había pecado y aun su esposa se ve envuelta en esta miseria, que insta a Job a maldecir a Dios y dejarse morir.

Los discursos de Dios con Job. Estos discursos divinos son importantes, no solo por su contenido, sino por el hecho de que fueron pronunciados, por el creador. Al hablar del orden cósmico y la creación animal, el propósito de Dios no es dar lecciones a Job sobre la naturaleza, y por cierto tampoco deslumbrarlo con las señales de su poder e inteligencia (que Job no ha dudado nunca).

Es más bien para reconsiderar la misteriosa complejidad del mundo que Dios ha creado. El objeto de esta enseñanza, es que Job se dé cuenta de que el orden natural es paralelo al orden moral del universo. Mucho de esto escapa del entendimiento humano.

La larga serie de preguntas de Dios a Job, sin la intención de humillarlo, sino de desafiarlo a reconsiderar lo que ya sabe del mundo que Dios ha hecho. El propósito del diálogo no es, sin embargo, establecer culpabilidad o inocencia, sino inquirir, como una criatura de Dios, la verdad acerca de la vida.

Considera el poder de la creación. Jehová no puede intimidar a Job con su poder superior; porque Job siempre ha reconocido que Dios es más fuerte que él. Pero Jehová muestra su poder para identificarse como el Dios que es.

Por último está su reivindicación pública, delante de sus amigos, Jehová repite cuatro veces, que es Job quien ha hablado rectamente y no ellos. Job ya ha sido reivindicado a los ojos de sus amigos, pero a los ojos de sus parientes y conciudadanos la señal de su reivindicación por parte de Dios debe ser la restauración de sus bienes.

Son restaurados en doble porción; quizá eso signifique compensación por la pérdida inmerecida que había sufrido Job. El epílogo concluye con una nota típica de las narraciones patriarcales del Génesis. Su muerte en la ancianidad, lleno de años, es la bendición final de Dios. Con esta escena volvemos al tono pastoril idílico con que comenzó el libro. Dentro de aquel mundo estilizado, tan distante del nuestro, ha sucedido un drama humano profundo que pertenece a todas las épocas.

Bibliografía:

Nuevo Diccionario de Teología Biblia RAVASI

© Ediciones Certeza ISBN 9978–972–02–9

Comentario Bíblico Siglo XXI


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