¿Es usted Salvo?

Qué pregunta tan directa, pero necesaria hacerla en una sociedad ajena a Dios. Usted puede ver al hombre en su más alto grado de culturización, y también puede verlo en el punto más bajo de su degradación. Vivimos rodeados de ventajas tecnológicas y de toda índole. Pero también vivimos rodeados de costumbres y prácticas vergonzosas de la existencia salvaje. Sin importar los grados, rangos, clases y castas sociales, en las cuales la familia humana se ha distinguido a sí misma.

Las aberraciones en las cuales se encuentra sumido el hombre actual, no es nada nuevo, veamos lo que dice Lucas 17:26-29: “Como fue en los días de Noé, así también será en los días del Hijo del Hombre. Comían, bebían, se casaban y se daban en casamiento, hasta el día en que entró Noé en el arca, y vino el diluvio y los destruyó a todos.

Asimismo, como sucedió en los días de Lot; comían, bebían, compraban, vendían, plantaban, edificaban; más el día en que Lot salió de Sodoma, llovió del cielo fuego y azufre, y los destruyó a todos”

El común denominador de nuestros tiempos y los tiempos que menciona este pasaje; era la multiplicación de la maldad. En ambos tiempos, existió una descomposición moral y espiritual. La Biblia nos dice; que en los días de Noé, la maldad de los hombres era mucha, el pensamiento del hombre de aquellos tiempos, era de continuo, hacía el mal.

Era obvio que el desarrollo de la cultura, las artes y la economía de aquellos tiempos se marcaban en una prosperidad indiscutible. Pero vivían sumidos, bajo una total pobreza espiritual. El deterioro moral fue aumentando, hasta que vieron el juicio de Dios sobre ellos. Lo mismo ocurrió con Sodoma y Gomorra, ciudades destruidas por fuego y azufre.

Ninguno de aquellos hombres, tanto en los días de Noé, como en los tiempos que vivió Lot; vieron la destrucción que venía sobre ellos. Noé preparó el arca y fue motivo de burla y menosprecio a su mensaje de destrucción para la humanidad de aquel entonces, si no se arrepentían.

Lo mismo ocurre hoy día. El hombre de nuestra sociedad actual, no quiere saber nada de Dios. Es más reta a Dios, al rechazar su palabra, al cuestionar su obra y sus mandamientos. Reta a Dios al burlarse de su ley y sus preceptos divinos, menospreciando en su corazón la voluntad y obra de Dios. Los tiempos que vivimos nos han hecho alejarnos de Dios.

Pero es necesario escuchar lo que Dios, dice en su palabra. “Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio” (Hechos 3:19) Dios sigue llamando al hombre al arrepentimiento. Pero depende de usted querido amigo, el querer arrepentirse y acercarse a Dios. Usted necesita a Dios, el pecado nos aleja de Él. Romanos 3:23 dice: “por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios”.

Todos hemos pecado, la biblia es clara y Dios no miente. El pecado nos aleja de Dios, el pecado nos separa de Dios. Todos hemos pecado contra Dios, y merecemos la muerte. Porque la paga del pecado es muerte, más la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro, Romanos 6:23. Si bien el pecado nos lleva a la muerte, Dios nos ofrece su perdón a través de Jesucristo.

Dios no quiere que nadie perezca en el pecado y tenga una condenación eterna, Él nos ama “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna.” (San Juan 3:16) Dios le ama, por eso, envío a su hijo Jesucristo, a morir por sus pecados. Acérquese a Él, pídale perdón, confiese que es pecador y que necesita su misericordia.

Romanos 10:9 leemos: “Si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.” Es necesario que usted, confiese que es pecador y que le pida perdón a Él. La única vía de escape para la humanidad es “Jesucristo”. Solamente poniendo nuestra fe en Él y en su obra completa en la cruz, alcanzaremos la vida eterna. No menosprecie este regalo, no cierre sus oídos al mensaje de salvación.

La gracia salvadora de Dios es para toda la humanidad. “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe.” (Efesios 2:8-9) Aproveche la gracia salvadora de Dios para usted, no hay otro nombre debajo del cielo dado a los hombres en quien podamos ser salvos.

No hay otro medio de salvación. Solo Cristo salva, solo Cristo perdona, solo Cristo puede restaurarle y perdonar sus pecados. El mensaje es para usted, ponga su fe en Jesucristo y recibirá el perdón de sus pecados.

Si usted desea tener a Jesús en su corazón y pedirle perdón, puede hacer la siguiente oración:

“Dios, sé que he pecado contra ti y merezco castigo. Pero tu hijo, tomó el castigo que yo merecía, de manera que, a través de la fe en Él, yo pueda ser perdonado de mis pecados y alcanzar tu misericordia. Me arrepiento y me aparto de mi pecado y pongo mi confianza en TI para mi salvación. Soy salvo por tu gracia y sé que la Sangre de tu hijo Jesús, me ha limpiado de todo pecado. Gracias por Tu maravillosa gracia y por Tu perdón. ¡Amén!!

Ahora bien, el hacer esta oración no es suficiente. Busque una iglesia que le enseñen más acerca de la salvación y el perdón de pecados y le den una instrucción sana. Lea una Biblia y le recomiendo la lectura del evangelio de San Juan. Y recuerde; confié solamente en Cristo; Él es nuestra Paz.

Dios le bendiga.


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