La reciente publicación del informe de Puertas Abiertas, fechado el 17 de enero de este año (2024), revela una realidad desgarradora: la persecución a cristianos en todo el mundo está en aumento.

Las regiones más afectadas son Asia, África y Latinoamérica. Trece países enfrentan lo que se cataloga como «persecución extrema», según las puntuaciones elaboradas por este respetado ministerio.
El Señor Jesús, advirtió a sus discípulos sobre la hostilidad del mundo hacia ellos, dejando claro que su elección divina los colocaba en una posición de confrontación con las normas y valores mundanos. Esta profecía se materializa hoy en día, como lo evidencia el informe de Puertas Abiertas.
Puertas Abiertas, revela en su informe que más de 365 millones de cristianos, aproximadamente uno de cada siete en todo el mundo, enfrentan niveles significativos de persecución y discriminación.
Asia emerge como un epicentro de la persecución, con Corea del Norte, India y Siria siendo particularmente destacados en el informe. En Corea del Norte, los cristianos enfrentan dificultades insuperables para escapar debido al cierre de fronteras y la intensificación de la represión. La situación en India es alarmante, con un aumento significativo de la violencia, atribuible en parte al nacionalismo hindú. Siria, devastada por la guerra civil, experimenta desafíos continuos para la comunidad cristiana, exacerbados por eventos como el terremoto de febrero de 2023.

En África, especialmente en las regiones subsaharianas y del norte, la situación es igualmente crítica. El retiro de tropas francesas de Mali y el fin de la misión de la ONU en 2023 han creado un vacío de seguridad, permitiendo la proliferación de la violencia yihadista. En África del Norte, Argelia intensifica el cierre de iglesias, mientras que en Libia se llevan a cabo arrestos y deportaciones de cristianos.
Latinoamérica, aunque sin países clasificados en la categoría de «persecución extrema», experimenta un aumento preocupante en el hostigamiento. Cuba, Nicaragua, Colombia y México enfrentan desafíos, desde la represión comunista en Cuba hasta la hostilidad gubernamental en Nicaragua.
A pesar de este oscuro panorama, la esperanza persiste. La Escritura, como se menciona en el informe, predijo la persecución a los seguidores de Cristo, mostrando la verdad y validez de la Palabra de Dios. Además, la persecución no ha frenado la expansión del evangelio; por el contrario, ha sido un catalizador para el crecimiento de la Iglesia en lugares como Laos, donde la oposición ha fortalecido la fe de los creyentes.
¿Qué podemos hacer ante esta realidad? ¿Cómo podemos apoyar a nuestros hermanos y hermanas perseguidos por su fe? ¿Qué papel juega la iglesia global en esta coyuntura histórica?
Reflexiones sobre la persecución
La primera reflexión que queremos compartir es que la persecución no es algo nuevo ni sorprendente para los cristianos. Desde los primeros siglos del cristianismo, los seguidores de Jesús han sido objeto de hostilidad, rechazo y violencia por parte de diferentes grupos e ideologías. La historia de la iglesia está llena de testimonios de mártires que dieron su vida por amor a Cristo y al prójimo.
La segunda reflexión es que la persecución no es algo ajeno ni lejano para los cristianos. Aunque vivamos en países donde gozamos de libertad religiosa y derechos humanos, no podemos ignorar ni olvidar a nuestros hermanos y hermanas que sufren por causa del evangelio. Ellos son parte del cuerpo de Cristo, y cuando uno sufre, todos sufrimos (1 Corintios 12:26).
La tercera reflexión es que la persecución no es algo pasivo ni fatalista para los cristianos. Aunque reconozcamos que la persecución forma parte del plan soberano de Dios para su iglesia (Hechos 14:22), no debemos resignarnos ni aceptarla como algo inevitable o indiferente. Al contrario, debemos orar fervientemente por los perseguidos (Hebreos 13:3), denunciar las injusticias (Proverbios 31:8-9), apoyar las iniciativas solidarias (Gálatas 6:10) y promover la paz y el respeto (Romanos 12:18).
Sugerencias para actuar

A continuación, queremos ofrecer algunas sugerencias prácticas para actuar en favor de los cristianos perseguidos. Estas sugerencias no son exhaustivas ni excluyentes, sino que pretenden ser un punto de partida para motivarnos a involucrarnos más en esta causa.
— Informarse: Una de las formas más sencillas y efectivas de apoyar a los cristianos perseguidos es informarse sobre su situación y sus necesidades. Podemos consultar fuentes confiables y actualizadas, como el informe de Puertas Abiertas, que nos brinda datos e indicadores sobre la persecución en el mundo. También podemos seguir las noticias y los reportajes de medios especializados, como Mundo Cristiano o Voz de los Mártires, que nos ofrecen testimonios e historias de los perseguidos.
— Orar: Otra forma muy importante de apoyar a los cristianos perseguidos es orar por ellos. Podemos dedicar un tiempo específico en nuestra devoción personal o familiar, o en nuestra reunión de iglesia o célula, para interceder por los perseguidos. Podemos orar por su fortaleza, consuelo, protección, provisión y liberación. También podemos orar por sus perseguidores, para que conozcan el amor y la gracia de Dios.
— Donar: Una forma más de apoyar a los cristianos perseguidos es donar recursos económicos o materiales para ayudarlos en sus necesidades. Podemos colaborar con organizaciones cristianas que trabajan directamente con los perseguidos, como Puertas Abiertas, Voz de los Mártires o Ayuda a la Iglesia Necesitada. Estas organizaciones ofrecen diferentes formas de donación, como apadrinamiento, proyectos específicos o donaciones generales.
— Movilizar: Finalmente, una forma adicional de apoyar a los cristianos perseguidos es movilizar a otros para que se sumen a esta causa. Compartir la información y las sugerencias que hemos mencionado con nuestros familiares, amigos, vecinos y compañeros de trabajo. Organizar eventos o actividades para concienciar y sensibilizar sobre la persecución.
Conclusión
La persecución a cristianos en el siglo XXI es una realidad que nos desafía y nos convoca como iglesia global. No podemos permanecer indiferentes ni ajenos ante el sufrimiento de nuestros hermanos en Cristo. Tampoco podemos quedarnos de brazos cruzados ni esperar que otros actúen por nosotros.
Como seguidores de Jesús, estamos llamados a reflexionar y a actuar desde una perspectiva bíblica y Cristocéntrica, que nos impulse a amar a Dios y al prójimo, incluso a nuestros enemigos. Que el Señor nos ayude y nos guíe en esta misión.
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