Conoce el origen y legado de la Septuaginta, la primera traducción de la Biblia al griego, y cómo su mensaje preparó el camino para el cristianismo primitivo y la expansión del Evangelio.
✨ Introducción: cuando la Palabra cruzó fronteras
La Septuaginta —también conocida como la Biblia de los Setenta— marcó un antes y un después en la historia de la fe. Más que una simple traducción, fue un puente entre culturas, una obra que permitió que la Palabra de Dios se abriera paso más allá del mundo hebreo y llegara a los corazones del mundo helenístico.
Su historia no es solo la de un texto antiguo, sino la de cómo Dios usó una traducción para preparar el escenario del cristianismo, siglos antes del nacimiento de Cristo.
🌍 El origen de la Septuaginta: la Biblia traducida para el mundo
El origen de la Septuaginta se remonta a Alejandría, Egipto, entre los años 300 y 200 a.C., en un momento en que muchos judíos habían sido dispersados por el mundo debido al dominio de los imperios extranjeros.
Con el paso del tiempo, la comunidad judía de la diáspora comenzó a perder el dominio del hebreo, su lengua sagrada, adoptando el griego koiné como idioma cotidiano. Para que las generaciones futuras no perdieran el acceso a las Escrituras, se emprendió un proyecto sin precedentes: traducir la Palabra de Dios al idioma del pueblo.
De acuerdo con la Carta de Aristeas, esta monumental tarea fue encomendada por el rey Ptolomeo II Filadelfo a un grupo de setenta o setenta y dos sabios judíos. De ahí proviene su nombre: Septuaginta, del latín septuaginta, que significa “setenta”.
Alejandría, reconocida por su famosa biblioteca, se convirtió en el escenario donde la fe hebrea se encontró con la cultura griega, dando origen a una traducción que cambiaría la historia de la religión y la teología.
📖 ¿Qué contenía la Septuaginta?
La Septuaginta incluía los 39 libros del Antiguo Testamento conocidos hoy en la tradición hebrea, pero también otros textos que no figuraban en el canon judío, conocidos como libros deuterocanónicos o apócrifos.
Entre ellos se encuentran Tobit, Judit, Baruc, Eclesiástico (Sirácides), La Sabiduría de Salomón y los Macabeos. Estos escritos, surgidos durante el período intertestamentario, reflejan la vida espiritual del pueblo judío bajo dominación extranjera y su esperanza en la venida del Mesías.
Aunque los reformadores protestantes más tarde cuestionaron su canonicidad, la Iglesia Católica y la Ortodoxa Oriental mantuvieron estos libros dentro de su canon bíblico, reconociendo su valor espiritual e histórico.
Así, la Septuaginta se convirtió en la Biblia de los primeros cristianos, quienes hallaron en ella la Palabra viva de Dios traducida a su idioma.
✝️ La Septuaginta y el nacimiento del cristianismo
Cuando Jesús y los apóstoles proclamaron el Evangelio, el griego koiné era la lengua común del Imperio Romano. Por eso, la mayoría de las citas del Antiguo Testamento en el Nuevo Testamento provienen directamente de la Septuaginta.
Los evangelios y las cartas apostólicas están llenos de pasajes que reflejan esta versión griega de las Escrituras. Para los cristianos del primer siglo, la Septuaginta no fue solo una traducción; fue la Biblia inspirada que revelaba a Cristo.
“Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia.” (2 Timoteo 3:16)
Por medio de la Septuaginta, las promesas mesiánicas del Antiguo Testamento fueron entendidas a la luz de la vida, muerte y resurrección de Jesús. Así, el cristianismo primitivo encontró en ella una base doctrinal y profética sólida para su fe.
🕊️ La relevancia espiritual de la Septuaginta hoy
Más allá de su valor histórico, la Septuaginta nos recuerda algo esencial: la Palabra de Dios trasciende idiomas, culturas y fronteras.
El mismo Espíritu que inspiró a los profetas hebreos guió a los traductores griegos para preservar el mensaje divino y hacerlo accesible a todos. En ese sentido, la Septuaginta es un testimonio de cómo Dios usa los medios humanos para cumplir su propósito eterno: que Su Palabra llegue a todas las naciones.
Además, su existencia anticipa la misión universal del Evangelio. Lo que comenzó en Alejandría como un esfuerzo lingüístico, Dios lo usó como una preparación providencial para la venida de Cristo, la Palabra hecha carne (Juan 1:14).
🪶 Conclusión: una traducción que cambió la historia
La Septuaginta no es simplemente un antiguo manuscrito; es un símbolo del amor de Dios por la humanidad. A través de ella, la revelación divina fue puesta al alcance de pueblos que jamás habrían leído el hebreo original.
Su influencia se siente hasta hoy en la teología cristiana, la liturgia, y los estudios bíblicos. Representa un recordatorio de que la fe no está limitada por el idioma, sino que habla en el lenguaje del corazón que busca a Dios.
“La Palabra de Dios no está presa.” — 2 Timoteo 2:9
La historia de la Septuaginta nos invita a valorar las Escrituras no solo como un texto sagrado, sino como una historia viva de amor, traducción y redención.
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