Los Esenios: Una mirada al estilo de vida y creencias de una antigua secta judía

Los Esenios, una secta judía antigua conocida por su estilo de vida ascético y su observancia rigurosa de la ley mosaica. Aprende sobre su historia, creencias, textos sagrados y su influencia en la cultura judía.

Secta judía acerca de la que existe poca información histórica clara; florecieron 150 antes de Cristo hasta 70 después de Cristo. Por la época de Cristo, estaba constituida por hombres que se daban al ascetismo en mayor o menor grado. Con la esperanza de escapar a las impurezas rituales, se constituían en colonias separadas. El desierto de Judá, en las cercanías de En-gadi, era su lugar de residencia favorito, aunque estaban también establecidos en diferentes pueblos de Judá.

Cada agrupación tenía su propia sinagoga, un refectorio para la comida en común y para las asambleas, con una instalación para los baños diarios en agua corriente. El que entraba en la comunidad abandonaba todos sus bienes. Leían constantemente la ley de Moisés y se esforzaban en observarla en todos los detalles de su existencia. Vivían, vestían y se alimentaban de forma sencilla. Se dedicaban a la agricultura y a otros trabajos útiles.

Los esenios subvenían sus propias necesidades, y prácticamente podían vivir sin utilizar el dinero. Cuando viajaban, eran hospedados y alimentados gratuitamente por los miembros de la comunidad en los otros sitios. No poseían esclavos, pues no reconocían diferencias de condición, excepto en el plano moral, en el que distinguían entre puros e impuros. Los esenios no menospreciaban el matrimonio, pero se abstenían de él, a excepción de algunos entre ellos.

Sus normas morales eran de tipo ascético, con muchas exigencias sobre sí mismos. Prometían «honrar a Dios, ser justos hacia el prójimo, no herir a nadie, ni siquiera cuando eran provocados, detestar el mal, alentar el bien, ser leales, especialmente hacia las autoridades, amar la verdad, desenmascarar a los hipócritas, no hurtar nada, abstenerse de toda ganancia ilícita». Esperaban un Mesías para establecer el reino de los justos.

Filón y Plinio el Mayor son los únicos historiadores contemporáneos que nos han dejado descripciones de las prácticas y creencias de las comunidades de los esenios, bastante diversas entre sí. Pero el descubrimiento de rollos que guardó una secta, que casi todos identificaban como esenia, en las cuevas de QUMRÁN, ha permitido verificar los datos aportados por los historiadores. Después de la guerra de los Macabeos, triunfó el separatismo (observancia estricta de la Ley Mosaica) entre los tres partidos: saduceos, fariseos y esenios.

Estos últimos, antes del 76 antes de Cristo, rompieron con los demás y criticaron su laxitud. Luego, protegidos por Herodes el Grande, realizaron campañas de misión y fundaron comunidades en casi todos los poblados de Judea. Sus seguidores ascendieron a unos cuatro mil, pero los grupos individuales, que vivían por lo general en guetos o en las afueras de los pueblos, no pasaban de doscientos miembros. La guerra con Roma (66-70 después de Cristo) acabó con estas comunidades. Los sobrevivientes se cree que se integraron en las distintas agrupaciones judeocristianas y judías.

Los esenios se consideraban como el pueblo escatológico de Dios, el de un nuevo pacto. Extremadamente escrupulosos, consideraban que su cumplimiento de la Ley traería la intervención divina, en forma de guerra, que pondría fin al mundo. Por tanto, para la admisión a la secta se requería un noviciado de dos o tres años, la renuncia a la propiedad privada, en muchos casos al matrimonio y un juramento de obediencia incondicional a los superiores.

Una vez aceptado, el nuevo miembro trabajaba en agricultura, artes manuales, etc., pero sobre todo se dedicaba al estudio de las Escrituras y participaba en las discusiones comunitarias. Abluciones diarias y exámenes de conciencia garantizaban su pureza levítica.

Tras el descubrimiento de los célebres manuscritos del mar Muerto, se iniciaron excavaciones en Khirbet Qumran (Ruinas de Qumrán), sobre una meseta margosa de farallones calcáreos que dominan el mar Muerto al noroeste. Se considera que se pueden identificar los importantes vestigios descubiertos con el hábitat de los esenios.

González Lamadrid no duda en afirmar que nos hallamos en Qumrán con un verdadero monasterio esenio, lo mismo que G. Vermes y M. Dupont-Sommer, que afirman que entre los manuscritos descubiertos, el «Manual de Disciplina» y el «Comentario de Habacuc» tienen una relación directa con esta secta. El descubrimiento de Qumrán permite pensar que los esenios fueron otro movimiento judío extremadamente legalista, hasta el punto que puede calificarse en justicia de «forma superlativa del fariseísmo».

La Biblia no los menciona, pero los describe Josefo, Filo y los manuscritos del Mar Muerto: (muchos de ellos de los Esenios). Plinio y Filón también nos describen su vida y costumbres: Observaban la Ley, se abstenían de los placeres de la carne, y algunos renunciaban al matrimonio, menospreciaban las riquezas, eran trabajadores, preferentemente del campo, no hacían comercio, y sostenían la doctrina de la inmortalidad del alma: (doctrina extraña al judaísmo).

Algunos creen que Juan el bautista y Jesús eran de esta rama de los esenios, aunque muy contradictorio con el pensamiento de Cristo en cuanto a la doctrina que tenían los Esenios.

Algunos manuscritos antiguos celosamente guardados por la iglesia tradicional afirman que María y José eran ESENIOS, esto para argumentar la virginidad de María. La Virgen María y San José, iban a casarse, pero con votos de no tener relaciones matrimoniales. Por eso la pregunta de María al ángel en Lucas 1:34: ¿Cómo podré tener un hijo, si no conozco, ni pienso conocer varón? Versión antigua Biblia en Latín.


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