Explora la controversia teológica sobre la relación entre la iglesia e Israel. ¿La iglesia ha reemplazado a Israel en el plan divino o ambos tienen roles distintos en la redención? Descubre el análisis bíblico sobre el futuro de Israel y su restauración.

La cuestión de la relación entre Israel y la iglesia ha sido un tema recurrente en la teología cristiana, especialmente en lo que respecta a si la iglesia ha reemplazado o ha cumplido el papel de la nación de Israel en el plan redentor de Dios.
A lo largo de la historia, esta disputa ha dado lugar a una variedad de interpretaciones, pero la corriente principal, conocida como la «teología del reemplazo» o “supersesionismo”, sostiene que la iglesia ha sustituido a Israel como el pueblo elegido de Dios.
Sin embargo, al analizar las Escrituras, especialmente a la luz de los pasajes del Antiguo y Nuevo Testamento que abordan el futuro de Israel, parece que la doctrina del reemplazo no se sostiene de manera coherente con la enseñanza bíblica global, particularmente cuando se considera el carácter inquebrantable de las promesas divinas a Israel.
La Promesa Eterna a Israel: Un Problema Hermenéutico
Uno de los desafíos más grandes del supersesionismo es explicar como Dios puede hacer promesas eternas e incondicionales a Israel y no cumplirlas. La Biblia está llena de declaraciones claras que muestran el amor y el propósito divino hacia la nación de Israel, y estas promesas no parecen ser revocadas o transferidas automáticamente a la iglesia.
Dios hizo pactos con Israel que son eternos, como se ve en pasajes como Génesis 12:2-3, donde se le promete a Abraham que en él serán benditas todas las familias de la tierra. Esta promesa a Abraham, y por ende a Israel, no se puede entender adecuadamente sin tener en cuenta la expectativa de un cumplimiento futuro en la nación israelita.
Algunos defensores del supersesionismo intentan argumentar que la iglesia es el “nuevo Israel” y que, por lo tanto, las promesas de Dios se han cumplido en la iglesia. Sin embargo, esto plantea varias preguntas hermenéuticas: ¿cómo pueden las promesas hechas a una nación étnica ser cumplidas en una comunidad que está compuesta por creyentes de diversas naciones, incluyendo tanto a judíos como a gentiles? Además, ¿cómo puede la unidad espiritual entre judíos y gentiles en Cristo, como se describe en Efesios 2:11-22, significar la abolición del papel futuro de Israel como nación?
La Continuidad de la Promesa: Israel y la Iglesia en el Plan de Dios
Un aspecto central que la teología del reemplazo no logra abordar adecuadamente es la continuidad entre el Antiguo y el Nuevo Testamento. Mientras que los supersesionistas afirman que las promesas de restauración de Israel descritas en el Antiguo Testamento ya han sido cumplidas en la iglesia, los no supersesionistas, que rechazan el reemplazo de Israel por la iglesia, argumentan que esas promesas permanecen vigentes y se cumplirán en el futuro.
Pasajes como Romanos 11, donde Pablo claramente señala que el “deseo de todo Israel será salvo” (Romanos 11:26), sugieren que no solo los gentiles serán incluidos en el pueblo de Dios, sino que Israel, como nación, experimentará un tiempo de restauración y salvación en el futuro. Además, el mismo apóstol Pablo refuerza esta idea al declarar que los dones y el llamamiento de Dios para Israel son irrevocables (Romanos 11:29). Por lo tanto, la salvación de Israel no depende de su fidelidad, sino de la fidelidad de Dios a sus promesas.
Este entendimiento no necesariamente resta valor a la iglesia o a su papel en el plan divino, sino que resalta una distinción entre la iglesia como la comunidad de creyentes en Cristo y la nación de Israel con un destino único. La iglesia, aunque disfruta de las bendiciones espirituales de la obra redentora de Cristo, no ha suplantado a Israel en el propósito de Dios.
La Expansión de “Israel”: ¿Un Reemplazo o un Cumplimiento?
Un argumento comúnmente presentado por los supersesionistas es la afirmación de que, al identificarse los gentiles creyentes como parte del «Israel de Dios» (Gálatas 6:16), se establece un reemplazo de la nación israelita por la iglesia. Sin embargo, este punto de vista pasa por alto el hecho de que, en la Escritura, los gentiles son llamados a ser parte del pueblo de Dios, pero esto no implica necesariamente que el papel de Israel como nación desaparezca o sea absorbida por la iglesia.
El apóstol Pablo, en Romanos 9-11, hace una distinción clara entre los judíos étnicos y los gentiles que han sido injertados en el pueblo de Dios. Aunque los gentiles han sido adoptados como hijos de Dios, esto no anula las promesas de restauración hechas a Israel. La iglesia no sustituye a Israel, sino que forma parte de la extensión del pueblo de Dios, que incluye tanto a judíos como a gentiles.
Conclusión: Israel y la Iglesia en la Escatología Bíblica
La teología del reemplazo, aunque ha sido dominante en la tradición cristiana durante siglos, no logra dar cuenta de manera satisfactoria de las promesas bíblicas hechas a Israel. Al revisar las Escrituras con una perspectiva de continuidad, parece claro que la iglesia no ha reemplazado a Israel en el plan de Dios, sino que ha sido un medio a través del cual se cumple la bendición prometida a Abraham. Al mismo tiempo, el futuro de Israel como nación no ha sido descartado, sino que se encuentra asegurado en la obra de Cristo.
La restauración de Israel es un tema claro en las profecías del Antiguo Testamento, y el Nuevo Testamento no revoca ni cambia esas expectativas. La iglesia, formada por todos los creyentes en Cristo, tanto judíos como gentiles, debe reconocer su papel en el plan de Dios, pero también debe ser consciente de que el propósito de Dios para Israel sigue siendo válido. La futura salvación y restauración de Israel no anula el papel de la iglesia en el mundo, sino que subraya la fidelidad de Dios a sus promesas, mostrando su gloria en la redención no solo de la iglesia, sino también de la nación de Israel.
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