Josías, cuyo nombre significa «Jehová apoya» o «Jehová sana», fue el decimosexto rey de Judá y ascendió al trono en un momento de gran inestabilidad religiosa y política. Con tan solo ocho años, Josías asumió la corona tras el asesinato de su padre, el rey Amón, un monarca que había seguido el mal camino de su antecesor, Manasés, promoviendo la idolatría y alejándose de los preceptos de Yahveh (2 Reyes 22:1). Sin embargo, a diferencia de su padre y abuelo, Josías mostró desde temprana edad un profundo deseo de buscar a Dios y restaurar la verdadera adoración en Judá. Su reinado fue un período de renovación espiritual, marcado por un esfuerzo consciente de volver a la Ley y erradicar las prácticas paganas que habían dominado el reino.
La restauración del Templo y el hallazgo del Libro de la Ley

Uno de los hitos más significativos del reinado de Josías fue la restauración del Templo de Salomón en Jerusalén. El templo, que era el centro de la adoración a Jehová, se encontraba en un estado de abandono debido a la negligencia de los reyes anteriores, quienes habían permitido que la idolatría floreciera tanto dentro como fuera del santuario. Con el fin de restaurar el templo, Josías inició una campaña de reparación que involucró tanto a artesanos como a sacerdotes (2 Reyes 22:3-7).
Durante las obras de restauración, el sumo sacerdote Hilcías encontró el «Libro de la Ley» en el templo, un texto que muchos estudiosos identifican como una versión del Deuteronomio o una recopilación de la Torá. El descubrimiento de este libro tuvo un impacto profundo en Josías, quien, al escuchar las palabras del libro leídas por su secretario Safán, rasgó sus vestiduras en señal de arrepentimiento (2 Reyes 22:11). Este gesto de humildad fue una expresión del reconocimiento del rey de que Judá había vivido en desobediencia a la Ley de Dios por generaciones.
En busca de dirección divina, Josías consultó a la profetisa Hulda, una de las pocas figuras femeninas proféticas mencionadas en la Biblia. Hulda confirmó que el juicio de Dios estaba próximo debido a los pecados acumulados de la nación, pero también señaló que Josías, debido a su corazón arrepentido y su fidelidad, no vería ese juicio durante su vida (2 Reyes 22:14-20). Este encuentro no solo fortaleció la resolución de Josías para reformar Judá, sino que también consolidó su papel como un líder piadoso dispuesto a someterse a la voluntad de Yahveh.
Las reformas religiosas de Josías
Impulsado por el contenido del Libro de la Ley y la advertencia de Hulda, Josías emprendió una serie de reformas radicales que transformaron el paisaje religioso de Judá. Su objetivo principal era purificar la adoración en todo el reino, erradicando las prácticas paganas que se habían arraigado en la cultura y religión del pueblo. Según el relato bíblico, Josías ordenó la destrucción de los altares y santuarios dedicados a Baal, Asera y otros dioses paganos, algunos de los cuales habían sido establecidos incluso dentro del templo de Jerusalén (2 Reyes 23:4-7).
Estas reformas no se limitaron a Jerusalén, sino que abarcaron todo el territorio de Judá e incluso se extendieron a algunas partes del antiguo reino de Israel, como Betel, donde Josías destruyó el altar construido por Jeroboam (2 Reyes 23:15-19). Este acto fue especialmente significativo, ya que representaba un intento de restaurar la unidad religiosa entre el norte y el sur, a pesar de que el reino de Israel había caído bajo el dominio asirio hacía décadas.
Además de la eliminación de los altares paganos, Josías restauró la celebración de la Pascua en Jerusalén, una festividad que había sido descuidada durante mucho tiempo. Según el relato bíblico, la celebración de la Pascua bajo Josías fue una de las más solemnes y significativas desde los días de los jueces (2 Reyes 23:21-23; 2 Crónicas 35:18). Esto no solo reforzó la centralidad del culto en Jerusalén, sino que también ayudó a revitalizar la identidad religiosa del pueblo como una comunidad fiel al pacto con Dios.
La trágica muerte de Josías
A pesar de sus notables esfuerzos por reformar a Judá y volver al camino de la Ley, el reinado de Josías terminó de manera trágica. En el año 609 a.C., el rey egipcio Necao II marchó hacia el norte para unirse a los asirios en una campaña contra Babilonia. Josías, por razones que no están del todo claras, decidió enfrentarse a Necao en la llanura de Meguido. En esa batalla, Josías fue fatalmente herido por los arqueros egipcios (2 Reyes 23:29-30; 2 Crónicas 35:20-24). Su muerte fue profundamente lamentada por el pueblo, y la Biblia señala que el profeta Jeremías compuso una lamentación en su honor (2 Crónicas 35:25).
El fallecimiento de Josías dejó a Judá vulnerable a las influencias extranjeras y marcó el comienzo de un período de declive político y espiritual. Los sucesores de Josías no compartieron su celo por la reforma y pronto volvieron a las prácticas idolátricas, lo que precipitó el juicio divino y el eventual exilio babilónico en el año 586 a.C.
El legado de Josías
La figura de Josías es recordada en la tradición bíblica como un rey justo y reformador, cuya devoción a Jehová y a la Ley dejó una huella indeleble en la historia de Judá. Su reinado es a menudo comparado con el de otros grandes reyes como David y Ezequías, quienes también se esforzaron por mantener la pureza del culto a Jehová. En 2 Reyes 23:25, el texto declara que «no hubo otro rey antes de él que se volviera a Jehová de todo su corazón, de toda su alma y de todas sus fuerzas», una referencia clara al mandamiento del Deuteronomio 6:5.
El legado de Josías no solo reside en sus reformas, sino también en su modelo de liderazgo piadoso. En un contexto en el que la fidelidad a Jehová se había desmoronado, Josías mostró que el arrepentimiento sincero y la obediencia a la Ley podían traer renovación espiritual, aunque no pudieron evitar el juicio final sobre Judá. Su vida y su muerte representan el último gran intento de salvación antes del exilio, y su memoria sigue siendo un faro de devoción y justicia en la narrativa bíblica.
Impacto en la tradición judía y cristiana
En la tradición judía, Josías es considerado un ejemplo de un rey que buscó restaurar la relación del pueblo con Dios mediante la obediencia a la Ley. Para el judaísmo postexílico, su figura adquirió una importancia particular, ya que sus reformas fueron vistas como un intento de reavivar la fidelidad al pacto mosaico, un tema central en la teología del Segundo Templo.
En la tradición cristiana, Josías es a menudo citado como un precursor de la renovación espiritual que se encuentra en la figura de Jesús. Así como Josías buscó purificar el templo y restaurar la verdadera adoración, Jesús desafió las prácticas corruptas de su tiempo y llamó a una devoción genuina a Dios. Aunque Josías murió trágicamente en batalla, su dedicación a Jehová es vista como un precursor del sacrificio y entrega total que culmina en la figura del Mesías.
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