Seguir a Jesús en la era digital: Consejos para una fe viva en el mundo actual

¿Te preguntas cómo seguir a Cristo en un mundo lleno de desafíos? No importa si eres un cristiano experimentado o estás buscando respuestas por primera vez. Los desafíos de seguir a Cristo en el mundo actual son muchos, pero los podemos enfrentar con la guía del Espíritu Santo.

Un sermón expositivo es aquel que explica y aplica un pasaje bíblico de forma clara, fiel y relevante. En este caso, vamos a reflexionar sobre los desafíos de seguir a Cristo en el mundo actual, basándonos en el texto de Mateo 10:16-39, donde Jesús envía a sus discípulos a predicar el evangelio y les advierte de las dificultades que encontrarán.

Los desafíos de seguir a Cristo en el mundo actual son muchos y variados, pero podemos enfrentarlos con fe, esperanza y amor. Algunos de los desafíos son: la secularización, el relativismo, el materialismo, la persecución, la tentación y la indiferencia.

La secularización es el proceso por el cual la sociedad se aleja de Dios y de sus valores, y se basa en la razón humana, la ciencia y la tecnología. Esto puede llevar a una pérdida del sentido de lo sagrado, de lo trascendente y de lo eterno. Jesús nos dice que no debemos temer a los que matan el cuerpo, sino al que puede destruir el alma (v. 28). Él nos recuerda que nuestro valor no depende de lo que el mundo piensa de nosotros, sino de lo que Dios piensa de nosotros (v. 29-31). Él nos llama a confesarlo delante de los hombres, para que él nos confiese delante de su Padre (v. 32-33).

El relativismo es la actitud que niega la existencia de una verdad absoluta y de una moral objetiva, y que afirma que todo depende del punto de vista de cada uno. Esto puede llevar a una confusión moral, a una falta de criterio y a una indiferencia ante el bien y el mal. Jesús nos dice que él es el camino, la verdad y la vida (Juan 14:6). Él nos enseña que hay un solo Dios verdadero, al que debemos amar con todo nuestro ser (Mateo 22:37). Él nos manda a obedecer sus mandamientos, que son para nuestro bien (Mateo 28:20).

El materialismo es la ideología que reduce la realidad a lo que se puede percibir con los sentidos, y que valora las cosas por su utilidad o su placer. Esto puede llevar a una idolatría de las riquezas, de los bienes y de los placeres, y a una deshumanización de las personas. Jesús nos dice que no podemos servir a dos señores: a Dios y al dinero (Mateo 6:24). Él nos advierte que la vida no consiste en la abundancia de los bienes (Lucas 12:15). Él nos invita a buscar primero el reino de Dios y su justicia, y todo lo demás se nos dará por añadidura (Mateo 6:33).

La persecución es la hostilidad, la violencia o la discriminación que sufren los cristianos por causa de su fe en Cristo. Esto puede llevar a un miedo, a un silencio o a un abandono de la fe. Jesús nos dice que debemos estar preparados para sufrir por su nombre (v. 16-25). Él nos asegura que él estará con nosotros hasta el fin del mundo (Mateo 28:20). Él nos promete que el que pierda su vida por él, la hallará (v. 39).

La tentación es la atracción o el estímulo que nos incita a hacer algo contrario a la voluntad de Dios. Esto puede llevar a un pecado, a una culpa o a una separación de Dios. Jesús nos dice que debemos estar vigilantes y orar para no caer en la tentación (Mateo 26:41). Él nos muestra con su ejemplo cómo resistir al diablo con la palabra de Dios (Mateo 4:1-11). Él nos ofrece su perdón y su gracia para restaurarnos cuando caemos (1 Juan 1:9).

La indiferencia es la falta de interés o de compromiso con la fe cristiana, con la Iglesia y con el prójimo. Esto puede llevar a una tibieza, a una mediocridad o a una apostasía. Jesús nos dice que debemos amar al Señor nuestro Dios, con todo nuestro corazón, con toda nuestra alma y con toda nuestra mente, y al prójimo como a nosotros mismos (Mateo 22:37-39). Él nos pide que demos fruto que permanezca (Juan 15:16). Él nos advierte que nos juzgará según lo que hayamos hecho con los más pequeños de sus hermanos (Mateo 25:31-46).

Estos son algunos de los desafíos de seguir a Cristo en el mundo actual, pero no son los únicos. Cada uno de nosotros puede enfrentar otros desafíos específicos según su contexto, su vocación y su ministerio. Lo importante es que no nos dejemos intimidar ni desanimar por ellos, sino que los veamos como oportunidades para crecer en la fe, para dar testimonio del evangelio y para glorificar a Dios.

Que el Señor nos dé sabiduría, fortaleza y amor para seguirlo fielmente hasta el fin. Amén.


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