La Humildad

En Mateo 11:29 leemos: “Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón”. ¿Qué es la humildad? Es la virtud de conocer nuestras propias limitaciones y debilidades. La humildad es crucial porque es la raíz de muchos valores de gran significado en la vida del cristiano.

El humilde goza del privilegio de tener una relación personal con Dios. Tiene un deseo genuino de ayudar y servir. Anima y estimula las virtudes de otros. Encubre las debilidades de su prójimo. Respeta a cada persona porque reconoce su valor como criatura de Dios hecho a la imagen de Dios.

Por nuestra propia naturaleza y orgullo no aprendemos a ser humildes, a menos que Dios nos enseñe la debilidad y la incapacidad a través de los errores, los defectos, la enfermedad, el fracaso y aun el pecado. Una persona es humilde cuando reconoce que no tiene en sí mismo, ni por su preparación, ni por su experiencia. La sabiduría, el conocimiento, la competencia y las fuerzas necesarias para cumplir la voluntad de Dios.

Aprendamos a escuchar la voz de Dios diariamente a través de la lectura de su Palabra, examinemos nuestra vida, y oremos por los cambios que son necesarios en nosotros mismos.

La lectura de la biblia y la oración constante nos ayudan en nuestra transformación. Pidamos a Dios que él nos enseñe cómo nuestro orgullo está influenciando en nuestras actitudes, ambiciones, reacciones, resentimientos, críticas, relaciones y decisiones. Por último recordemos que: “Jehová atiende al humilde, más mira de lejos al altivo”. “Riquezas, honra y vida. Son la remuneración de la humildad y del temor de Jehová”

La humildad es una virtud, y Jesús dijo: “aprended de mí…” sigamos ese ejemplo de humildad.


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